Una cirugía de vesícula, de cuyo cólico no quiero ni acordarme, me tuvo ocupada pensando con mucho detenimiento qué les depara a mis hijos si deciden hacer su vida en Colombia. ¿Saben qué? Por primera vez en mi vida pensé que este es justo el momento en el que quien se quiera ir, debe arrancar, y si es joven, con mayor razón porque no tiene arraigos.
Tengo muchos amigos que hoy viven en el exterior y quieren volver; otros que ni por el chiras regresarían; otros que se fueron y volvieron, y muchísimos que aunque nunca lo habían pensado, quieren irse. Les pregunté que dentro del contexto de hoy, por qué habría que irse de Colombia y por qué habría que quedarse; qué les gusta de donde viven (o vivieron) y qué extrañarán (o extrañaron) siempre de nuestro país.
Cada quién habla dependiendo de cómo haya bailado en la fiesta, pero encontré características comunes que quiero compartirles y que frente a este futuro tan desolador que se vislumbra, nos sirven para orientar a quienes están pensando en empacar maletas y tomar otros rumbos.
Claro que, como dijo uno de mis entrevistados, “hay que irse en algún momento para conocer la diversidad del mundo y abrir nuevos horizontes a todo nivel; eso puede ayudar a replantear el camino en términos laborales, académicos, sentimentales, etc. Salir abre la mente”. Pero otros lo ven con más contundencia: “Hay que salir de Colombia e iniciar la vida de inmigrante porque es la única manera de conocer de verdad el mundo. Cuando uno sale al mundo, descubre que a los colombianos nos han mantenido anestesiados con un montón de cuentos, que somos los más trabajadores, los más bellos, los más felices, los más inteligentes... y sobre todo, los dueños de la "malicia indígena". ¡Nada de eso es cierto! Es todo lo contrario. Ni siquiera el café de Colombia es el más suave y el mejor del mundo. Pero afuera descubres que se puede vivir bien sin ser "amigo de...", "primo de...". Se puede vivir bien trabajando y sobre todo respetando la ley”.
Entonces. ¿qué nos saca del país pensando en nosotros mismos y, sobre todo, en nuestros hijos? Hay razones de toda clase entre mis entrevistados:
- La inseguridad
- La corrupción y la percepción de que nada tendrá solución, porque hay delincuentes de cuello blanco dentro y fuera del gobierno, y también delincuentes comunes en todas partes, con los mismos derechos de apropiarse de lo ajeno. Es impotencia ante un mal grave de nuestra sociedad.
- Falta de oportunidades para una mejor educación, mejor servicio de salud, beneficios.
- No solo falta de oportunidades laborales, sino de valoración de la experiencia; la edad es un sufragio.
- La justicia hoy en día se queda cojeando, porque llega muy poco… o no llega.
- La falta de compromiso de los dirigentes para solucionar los problemas sobre los cuales todos nos quejamos y comentamos, sean huecos en las calles, tráfico sin control, autoridades que se venden por 20.000 pesos y contaminación.
- La mezcla de toda la delincuencia: bacrim, paras o “farcos” (este término me gustó), con organizaciones formales como taxistas, policías, políticos, etc.
- La terrible indiferencia de los colombianos que indefensos se volvieron insensibles ante los problemas del país.
- Los abusadores sexuales de niños que tampoco tienen control de nadie. “Los sacan de la cárcel, cuando deberían pudrirse adentro”.
- El altísimo costo de vida, más alto que en países como Francia y Suiza,por ejemplo. “Uno no se explica como viven los colombianos con precios al mismo nivel depaíses desarrollados, cuando los salarios son malos para la mayoría”.
- “Las eternas reformas tributarias; impuestos que no se ven”. Esto me hace acordar cómo hoy nuestro ministro de Hacienda argumenta que en Europa y Norteamérica se pagan contribuciones más altas, y se le “olvida” que en esos otros países sí se reflejan en salud, educación e infraestructura; aquí solo los corruptos ven los impuestos, ¡pero en sus bolsillos!
- “Estamos mamados de las Farc y de las conversaciones insulsas con esos delincuentes comunes, porque de política ni idea ya. Son unos sin ideología que andan viendo como arañan al Estado y los presupuestos nacionales para su propio beneficio. El país y la sociedad ha contribuido a que ese problema se haya engordado, porque cuando era hora de acabarlos, no lo hicieron. Y ahora más mamados todavía por las conversaciones sin fin, que van a fracasar algún día, porque ellos creen que tiene gran poder y no es cierto. Y hay gobiernos como el actual que insiste en otorgarles beneficios sin nada a cambio. Pero mamados también del paramilitarismo que, aunque encuentran su justificación en la existencia de las Farc, también alteran la tranquilidad de los que queremos vivir en paz “.
- “Estamos cansados de la clase política, pero también de ver cómo hay una parte de la población que se deja comprar a la hora de las elecciones, para sacar a tantos pillos que se sientan en el Congreso a ganar sueldazos, a ver cómo se reparten el presupuesto nacional y a dividirse la estructura administrativa entre ellos”.
Después de unir todas estas opiniones, queda uno con ganas de salir corriendo, ¿o no? Pregunté entre profesionales bien posicionados hoy, con posibilidades económicas, con buenos trabajos y me sorprendieron con respuestas como esta:
“Si pudiera me iría. Hace cuatro años no pensaba así, pero creo que vamos rumbo a un despeñadero. No lo pienso tanto por mí, sino por mis hijos. Sí, y más con una clase dirigente mediocre y corrupta como la que tiene nuestro país”.
No es que Colombia no tenga cosas positivas; claro que las tiene. Pero la semana entrante les cuento qué hay en los otros países que hace que nuestros nacionales prefieran irse y quedarse allá; pero al mismo tiempo, qué terminan extrañando de nuestro país del Sagrado Corazón, y qué los haría regresar.
¿Usted se quiere Ir?
¡Feliz resto de semana!
Fecha de publicación original: 12 de noviembre de 2014
