Hasta hace unos meses la antipatía que despertaba Donald Trump entre las estrellas de Hollywood era unánime. Incluso en las entregas de premios desde el 2017 a la fecha, en cada discurso, quedaba patentado el odio que despertaban las políticas del presidente norteamericano. Sin embargo este año, horas después de que un dron matara al general Qasem Soleimani, dejando a Estados Unidos a las puertas de una nueva confrontación bélica, ninguno de los ganadores del Globo de Oro se refirió a este hecho. Sólo la excéntrica Patricia Arquette, quien levantó la estatuilla por su papel en la miniserie The Act y Michelle Williams quien ganó por su participación en Fosse/Verdom hablaron de la necesidad de saber votar bien en las elecciones que se llevaran a cabo en noviembre de este año. Discursos muy tibios si se tiene en cuenta los Fuck Trump! Que se escuchaban en años anteriores o posiciones tan fuertes como la de Robert De Niro a quien no le ha temblado la voz para decir que el presidente “contamina a todos los que lo rodean”.
¿Qué es lo que pasa? Vi la transmisión por TNT, incluso me veo hasta la Red Carpet. Allí el presentador argentino Axel Kuschevatzky le preguntó a Ana de Armas, la actriz cubana nominada a mejor actriz por su papel en la sorprendente Puñales por la espalda, si la película no era una metáfora sobre la terrible política de inmigración que ha impuesto Trump y la joven gambeteó la pregunta despolitizándola por completo. ¿Hay miedo? ¿o simplemente hay desgaste y resignación? Las guerras históricamente en Estados Unidos han ayudado a subir de presidentes arrinconados en el pasado. Trump no es la excepción.
Lamentable el miedo y el silencio cómplice de uno de los sectores más progresistas –y también más hipócritas- de los Estados Unidos. Lamentable porque en el 2019 la cosecha de grandes películas fue más que abundante. Clásicos instantáneos como El irlandés, Historia de un matrimonio, Parásitos, 1917, Puñales por la espalda, Mujercitas, Dolor y gloria y Erase una vez en Hollywood coincidían en una ceremonia. Ni siquiera el bocón del Tarantino tuvo unas palabras contra el nefasto presidente mientras levantó su estatuilla ha mejor guión. Ni siquiera nadie se refirió al movimiento Me Too teniendo en cuenta que esta semana inicia el juicio contra el monstruo Harvey Weinstein. No, las consignas se transformaron en una inocente plegaria por Australia consumida en un incendio apocalíptico, un incendio provocado por las políticas de mineras que, como Donald Trump, creen que el calentamiento global es una mentira de la izquierda internacional.
Si, Donald Trump, a punta de drones asesinos que matan generales iraníes, logró doblegar a uno de sus principales opositores: el Hollywood judío y progresista.
