El primer capítulo de la bioserie Leandro Díaz, de RCN, nos deja con un buen sabor de boca, necesitábamos volver al folclor, dejar a un lado tanto reality libreteado, superficial y asfixiante.
La puesta en escena es preciosa, el vestuario tan acorde a la época, las tomas aéreas son como el viento de la tarde, que es tranquilo y refrescante; el plano secuencia de Matilde Lina caminando por un pasillo queriendo salir de su casa, fue cinematográfico con ese movimiento de cámara
Gracias RCN por querer apostar nuevamente en estas producciones, que muchos no ven por estar viciados por esa imagen que se tiene del canal; espero que esta novela siga con este ritmo tan bello, y pueda cautivar a los colombianos. Ojalá no suceda lo mismo con producciones tan significativas como “Dr Mata”, o “La Luz de mis ojos” que siendo tan bien logradas pasaron sin pena ni gloria.
Silvestre Dangond es creíble en su interpretación, tiene ese encanto que cautiva sin hacer esfuerzo, Laura León es una sílfide que camina para enamorar y Johan Rivera Zumaqué, el amigo escudero de Leandro es simplemente enternecedor.
Leandro Díaz, llega en un momento donde queremos sentarnos, ver imágenes de ríos, escuchar buenas melodías que nos recuerdan a la novela “Escalona” y así como afirmaba el actual decano de la facultad de filosofía de la Javeriana, que la música colombiana seguirá siendo bella, si se utilizan expresiones como “lloran los guaduales porque tienen alma” y “cuando Matilde camina, hasta sonríe la sabana”.
