La última vez que hablaron fue meses antes de iniciar la pandemia. Enrique estaba viendo una película en su casa en Madrid y se enterneció con la historia: un hijo que llevaba años sin hablarle a su padre, una ausencia que ahondaba aún más la nostalgia y la tristeza que llega con las navidades. Julio, su papá, le contestó. Hablaron durante horas y en esos momentos olvidaron una relación de amor y odio que ha escandalizado a la farándula mundial.
La historia de las peleas de Enrique y su papá arrancaron en el momento en que el joven llegó al estrellato. Las primeras canciones que envió a una emisora lo hizo con un nombre falso y decía que era de nacionalidad guatemalteca. Enrique Iglesias no quería deberle nada a un nombre que había vendido 200 millones de álbumes en una dilatada carrera. Pocos días pasaron para saber la verdad: el cantante se llamaba Enrique Iglesia Preysler y la plata para hacer las maquetas de esas canciones no salió del profundo bolsillo de su padre sino de Elvira, la mujer que lo crió, que creyó en él. Elvira había sido su nana y Julio la despidió cuando Enrique tenía 8 años. Cuando se hizo mayor volvió a darle trabajo y se convirtió en su apoyo y, a veces, en la persona que lo mantenía. El disco, que tenía éxitos que se escucharon con fuerza en Colombia como Experiencia religiosa y que vendió dos millones de copias, se lo dedicó a Elvira. Cuando Julio se enteró de que su hijo se convertía en un hit lo llamó furioso: “¿Qué haces? ¿Tú estás loco? ¿Por qué has hecho esto sin decirme nada?”. Cuando escuchó el disco a Julio no le gustó nada, se llevó las manos a la cabeza y repetía que el disco era una mierda, que no le gustaba nada. En una nueva llamada fue tajante “No serás nada sin mi y si has vendido un millón de copias es porque eres mi hijo”
Ahí empezó un conflicto que ya cumple 27 años y en el que Julio solo ha podido decir: “Si yo corro, quiero ganar. Y si corro con mi hijo, también quiero ganar”. En una entrevista a Jaime Bayly Enrique dijo: “Nuestra relación es muy difícil de explicar, porque cualquier persona que la analice desde fuera podría imaginarse que no nos llevamos bien porque nunca nos ha visto juntos y porque nunca ha venido a un concierto mío, porque me marché de casa muy joven y nunca regresé…”. En la década del 10 sólo se vieron dos veces y a su hijo, el que tuvo con la tenista rusa Anna Kournikova, sólo lo ha visto una vez. No es precisamente el abuelo ideal. La única vez que Sony intentó que hicieran una canción juntos terminó mal: mientras Enrique dijo que si pero julio no aceptó. Es que parece que el hecho de que Enrique se fuera de su casa a los 18 años para irse a vivir a Canadá nunca se lo perdonó Julio.
Desde el 2005 para acá la relación parece haber mejorado. Igual Julio quiere mantener la distancia. Parece que Julio Iglesias nunca le perdonó a su hijo el haber sido una estrella mucho más grande que él.
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