El mototaxismo se originó a mediados de los años ochenta para cubrir la necesidad de los habitantes de varias comunidades del departamento de Córdoba de recorrer la distancia entre sus poblaciones y la carretera principal por donde transitaba el servicio de transporte público. Desde entonces la gran expansión de este fenómeno ha sido consecuencia del mal servicio que prestan los buses, la inseguridad, la lentitud y, principalmente, por el desempleo.
Este transporte se ha consolidado y actualmente es una fuerte competencia del transporte formal en la región Caribe, pues a pesar de ser más costoso en algunas ocasiones, involucrarse en más accidentes viales, ser inseguro y ofrecer baja comodidad tiene alta disponibilidad en todas las zonas de las ciudades, es flexible a bajar el precio, es más veloz y es una valiosa fuente de trabajo.
Alrededor de 32.414 motos circulan de manera legal en la costa Caribe.
En Barranquilla circulan las populares mototaxis de manera legal. Mientras tanto, en los municipios de Soledad, Malambo y en el corregimiento la Playa transitan 4.000 vehículos motorizados de manera irregular.
En el municipio de Soledad, Atlántico, sus habitantes prefieren los motocarros, como son conocidos coloquialmente, por ser un medio de transporte más rápido, oportuno y, sobre todo, más económico para llegar a sus destinos.
Las autoridades, en cabeza de la alcaldía distrital, prohibieron la libre movilidad de las mototaxi por algunos sectores de la ciudad con el fin de “frenar la delincuencia y los asesinatos” cometidos en la ciudad.
Estuve conversando con el señor Edgardo Hernández, quien desde hace nueve años se ha dedicado al oficio del mototaxismo. Me manifestó que la Secretaría de Movilidad y de transporte, de la mano con la Alcaldía, no los dejan trabajar tranquilos, tanto a él como a sus colegas, porque les imponen cualquier clase de comparendos y les prohíben transitar por ciertos sectores.
En Soledad transitan dos clases de motocarros, los cuales se diferencian por los colores azul y salmón. Dependiendo de su pico y placa, pueden transitar con normalidad.
Una carrera mínima en estos vehículos es de 1.000 a 1.500 pesos. El precio varía dependiendo la distancia del lugar de destino del pasajero.