Después de dos años, el gobierno colombiano, en cabeza del Centro Democrático, informa que va a realizar otra reforma tributaria. Evidenciado que la anterior fue un fiasco y confirmando su negligencia. Mientras que el mundo en promedio genera política monetaria y fiscal expansiva como una forma de contrarrestar los efectos de la pandemia en el tejido empresarial como social, el Estado colombiano se le ocurre otra reforma tributaria regresiva y que claramente afecta a los más pobres en Colombia.
La nueva reforma pretende acrecentar el recaudo en un 1.5% en relación con el PIB como una forma de compensar lo dilapidado en la reforma de 2019, donde se engloba el discurso de la derecha de menos impuestos para los ricos en Colombia y más para los que no tenemos lobby en el congreso.
En un pésimo momento de la economía colombiana, ya que perdió un 7% de su riqueza y con un desempleo mayor del 20% (tomando los datos del Dane), el Centro Democrático elige una reforma tributaria. Precisamente bajo un eslogan simplista y rebuscado que no tiene que ver con la realidad, ya que se titula Solidaridad y Sostenibilidad, busca basarse en la ampliación del IVA y el aumento de individuos que deben de declarar y pagar impuestos de renta.
En consecuencia, no es solidaridad como tampoco es justicia tributaria como lo dice el doctor Rendón de la Universidad de la Salle, sencillamente es un recaudo tributario en algo más sencillo como lo es la renta y el IVA dado las condiciones socioeconómicas del país en detrimento de la sociedad. En particular, el Ministerio de Hacienda con un manto de oscuridad porque hasta el momento no se sabe exactamente como es la reforma que refleja el chanchullo de esta. Establece migajas como la devolución del IVA para más o menos un 16% de personas que representan algo así como la mitad de pobres del país. Sin embargo, hasta el momento no se encuentra un censo económico que identifique la situación de los 29 millones de colombianos que viven en la informalidad lo cual haría casi imposible la devolución.
No se toca, por ejemplo, si se habla de “sostenibilidad” y “solidaridad” la incesante concentración de la tierra donde el Coeficiente de Gini está en 0.92. No se tocan las exenciones de los bancos que solo pagaron un ridículo 1,9% en el año 2020 con utilidades mayores de 120 billones. Tampoco se toca a las petroleras que solo pagaron el 7% de los 92 billones como las mineras que solo pagaron 6% de 31 billones que debieron haber pagado el 33% como lo establece Kalmanovitz citando al portal la oreja roja.
En síntesis, Colombia es un paraíso fiscal para los más ricos y un empobrecimiento continuo para el resto de la población, sobre todo desde que nos volvimos neoliberales en la década de 1990. En efecto, eslóganes políticos como “más empleo y menos impuestos” son otra reliquia que refleja el traumático gobierno de Colombia que en vez de tratar de subsanar la perdida de más de 500. 000 micronegocios como la hecatombe de más de 2 millones de empleos utiliza una demagogia barata para tratar de sustentar un adefesio como es una reforma tributaria en pleno desequilibrio microeconómico como macroeconómico.
Nota. Los datos fueron tomados del DANE, la OCDE, el IGAC y los autores mencionados en el escrito.
