Esta pregunta ronda la cabeza de muchos colombianos. Muchos no entienden por qué la gente persiste en las calles a pesar de que Iván Duque ha pedido el retiro de la reforma tributaria al Congreso de la República y se dio la renuncia del nefasto Carrasquilla.
Muchos pensábamos que una vez se lograra el retiro de dicha reforma, que fue lo que llevó a la gente a la movilización, estas iban a cesar; pero parece ser que la reforma, disfrazada de ley de solidaridad, era el florero de Llorente en un país que tiene una deuda histórica con su gente. Es que no es para menos cuando somos el tercer país más desigual del mundo, únicamente superado por Haití y Angola.
Es que en Colombia no hay trabajo ni educación. Además, la salud es precaria. Igualmente, la guerra por décadas se ha tomado el campo. No en vano, durante el gobierno de Uribe Vélez hubo 6.402 jóvenes asesinados a manos de agentes del Estado, jóvenes que no estaban inmersos en el conflicto armado y que por medio de engaños los llevaron a la muerte. Y eso no es todo, acá, según la Procuraduría, se pierden aproximadamente 50 billones de pesos en corrupción al año, entre otras cosas.
Estamos en un país que prioriza en la guerra y donde quienes hoy gobiernan pretendían perjudicar a los colombianos con la reforma antes en mención y nos decían que no había recursos, pero estaban gestionando como comprar aviones de guerra por 14 billones de pesos... es que la guerra ha sido la constante en un país que ansia una era de paz y justicia social.
¿Pero quién es la mayoría de los que hoy están manifestándose en las calles a lo que el gobierno ha llamado vándalos?
Pues bien, la mayoría de quienes marchan son jóvenes y lo hacen por una simple razón: no ven un futuro esperanzador y viven en un país donde cada día se agudizan más las desigualdades. Es que cuando uno empieza a pensarse el país y ver las profundas brechas sociales entiende por qué la gente no quiere dejar las calles hasta lograr cambios profundos que beneficien a la mayoría.
Y nos han dicho que exigir nuestros derechos no es el deber ser y que debemos acostumbrarnos a como están las cosas, pero esta generación no se acostumbra a ver niños morir por desnutrición; no tolera la Ley 100; no aguanta más violencia; no permite el empobrecimiento de muchos y que el sector financiero salga bien librado en todas las crisis y con utilidades millonarias. Sobre lo último, por ejemplo, durante el 2019 las ganancias de los bancos fueron de 13 billones de pesos y la pobreza aumentaba en todo el país. Esa no puede ser la lógica de un país rico en diversidad, cultura y gente pujante y trabajadora.
¿Entonces por qué nos movilizamos? Marchamos por una Colombia mejor, por un país que garantice el derecho a la vida y dignifique a las mayorías con empleo, salud, educación y un sinnúmero de demandas ciudadanas que nos ayudarán a equiparar esta sociedad.
A parar para avanzar, viva el paro nacional.
La consigna del paro es: por una Colombia mejor.