Hace 30 años el país vivía su peor crisis energética. El Fenómeno del Niño se hizo sentir. Llegó un momento en donde al gobierno del entonces presidente Cesar Gaviria no le tocó ordenar un ahorro drástico de energía con un apagón de ochos horas desde febrero de 1992 hasta abril de 1993. Si bien en este momento las lluvias arrecian por el Fenómeno de la Niña, el cambio climático podría dejarnos frente a un periodo de sequía de más de un año. Si esto llegara a suceder el país no estaría preparado para afrontarlo
El ex ministro de minas Amylkar Acosta da un diagnóstico de lo que podría causarle a Colombia el atraso en la entrega de la obra definitiva de Hidroituango y las dificultades con la energía eólica de La Guajira, pero también del lio de las tarifas de energía domiciliaria que siguen disparadas sin que se logren controlar. Conversación con Juan Manuel Ospina.
Juan Manuel Ospina: Amylkar se la ha jugado por su región, La Guajira, pero también por el tema de minas y energía y como tal siendo senador siempre ha estado en la Comisión Quinta. Habría mucho que decir, pero acá no vinimos a echarte cepillo, sino que vinimos a conversar. Acá no se trata de crucificar a nadie sino a ayudarle a los jóvenes para que entiendan temas que están sobre la mesa y el temario mineroenergético es amplio. ¿Cómo ves en este momento el desarrollo del sistema eléctrico? ¿Vamos hacia otro apagón en Colombia?
Amylkar Acosta: Colombia, hoy, está más y mejor preparada para afrontar las inclemencias del cambio climático. El detonante de el gran apagón de 1992 y 1993 que significó catorce meses de suplicio, 8 y 9 horas diarias de racionamiento para la industria, el comercio y los hogares.
De ahí salieron lecciones aprendidas que fueron el fundamento de dos leyes gemelas, la 142 y la 143 de 1994. Estamos hablando de la ley de servicios públicos y a la ley eléctrica y además de la regulación que venimos haciendo hace 30 años, estamos mejor preparados, gracias a la robustez del sistema energético, hemos pasado indemnes tres Fenómenos del Niño, pero en el 2015 tuvimos un auto racionamiento para evitar un apagón en el gobierno o Santos.
No hay que negar que la amenaza de ese apagón sigue rondándonos en razón en que, a pesar de la robustez de nuestro sistema, este es vulnerable porque depende del agua y entre todas las hidroeléctricas que tenemos, y desafortunadamente solo una, la del embalse de El Peñol, se puede regular a un año. Las demás no. Así que, si deja de llover más de seis meses consecutivos en este país, por un Fenómeno del Niño, estaríamos ad portas de tener que racionalizar el servicio de energía. Ese es el riesgo que tiene Colombia, que no es inminente pero que está ahí.
Juan Manuel Ospina: Después del apagón hubo un desarrollo de termoeléctricas, de otras formas de energía, pero el corazón de todo es lo hidroeléctrico y de allí los riesgos que explicas. Aunque ante este invierno que no para, esta amenaza parecería disiparse.
Amylkar Acosta: Te interrumpe. Estamos en medio del fenómeno de La niña, pero todas las autoridades meteorológicas advierten que este es el primer caso en este siglo, que tenemos tres temporadas invernales seguidas que es el fenómeno de La Niña; esto no tiene antecedentes. Y porque esto es importante, porque estamos en el coletazo de La Niña y sabemos que en el segundo semestre de este año viene el Fenómeno del Niño que es impredecible, puede irse a más de un año, no digamos tres, pero, si es así, podemos estar en aprietos.
Y a esto sumémosle otro factor y es el atraso de los proyectos de generación de energía. Hidroituango ha debido entrar desde el 2018, por la contingencia, a estas alturas 5 años después, han entrado 2 unidades de las 8 que contempla el proyecto, que son 2400 megavatios. El atrasado es enorme y no se sabe cuándo será ese cuando en que podrán cumplir.
EPM ha dado un mensaje de tranquilidad de cara a la CREG, porque con la entrada de la tercera unidad puede evitar la multa, pero seguiría colgado con el sistema eléctrico, cuyo compromiso era con las 8 unidades porque eran las que se necesitaban y por eso se le dio vía libre al proyecto. A esta dificultad súmale los problemas que han tenido los parques eólicos en la Guajira, Estamos hablando de otros 2400 megavatios que debían entrar desde el año pasado. Si no hay cumplimiento por parte de los ejecutores de los proyectos de trasmisión buena parte de esa energía puede quedar atrapada sin llegar al consumidor final.
JMO: Lo que planteas puede resultar paradójico, porque así tengamos los recursos, si los proyectos de trasmisión se retrasan nos puede llegar El Niño como se dice coloquialmente con los calzones abajo.
AA: Así es. Nos van a ser falta las unidades de Hidroituango y la energía eólica en La Guajira.
JMO: Tocabas otro punto clave y es el tema de las tarifas. Entiendo el propósito del presidente de intervenir la Creg, pero no se su alcance. Y el problema se da especialmente en tu región, en la Costa. Me gustaría que hicieras un balance sobre los efectos de la privatización de los años 90 en tarifas y calidad del servicio. ¿Qué es lo que finalmente ha pasado para que las cosas no funcionaran?
AA: El alza en las tarifas de energía no es un hecho aislado. Bien es sabido que Colombia y el mundo entero hemos vivido un ciclo inflacionario que llevó a que el año anterior la inflación superara con creces lo establecido por el Banco de la República, pero, hay que reconocer que ese aumento de precios en el costo de vida, ha subido en Colombia más en materia de servicios públicos que están entre los componentes de esa canasta familiar. Hecha esta aclaración viene la explicación ¿Por qué ha subido más que el resto de la economía los servicios públicos? Y ahí entra el factor específico de los precios de la energía en la bolsa en el mercado energético.
JMO: Explica bien este porque no es fácil de digerir para nadie.
AA: Hay una entidad que depende de ISA -Interconexión eléctrica SA- que es la que opera el sistema. Esa operación implica el despacho de las plantas de generación y se van despachando de menor a mayor precio hasta que se copa la demanda. Pero cual es precio del mercado mayorista? Este precio está fijado por el ultimo generador que entra, por el más costoso. Ese precio es solo para quienes compran energía en la bolsa, en el mercado mayorista; en promedio los distribuidores de energía compran en la bolsa entre el 20 y 25% de la energía que ellos distribuyen.
¿Qué pasa con el resto? Ellos la compran ´por medio de contratos bilaterales entre los distribuidores y los generadores. Colateralmente afecta la tarifa al consumidor final. El DANE también hizo unas variaciones que le pegaron a la tarifa del consumidor final (…) A esto súmale el tener que asumir, todos los usuarios el robo de energía. Y esto se refleja en las tarifas especialmente en la Costa, donde están casi dos veces por encima de las del resto de Colombia, cercanas al 40%.
JMO: Acabas de explicar el por qué los usuarios del Caribe terminan teniendo deben pagar más, golpeados por punta y punta. Pero, para terminar, ¿Cuál cree que es el problema; una falta de regulación, el haberle puesto en las manos de particulares la prestación de un servicio público como es la energía, sin un Estado regulando juiciosamente? El sistema funciona, pero no funciona bien.
AA: Como en el famoso juego donde está la bolita. En la Constitución del 91 quedó consagrado primero que el responsable obligado a garantizar la prestación del servicio de energía eléctrica es el Estado y éste para garantizarlo puede hacerlo a través de empresas públicas como el caso EPM o con el concurso de la empresa privada, y eso fue positivo. Esto en manos solo del Estado tenía una limitación y era el espacio fiscal de hacienda para darle viabilidad a la ejecución de los proyectos, ahora la inversión que no hace el gobierno la pueden hacer los particulares que entran como inversionistas de toda la cadena, pero con obligaciones.
Y para vigilar el sistema y el servicio que llega a los usuarios se creó la Superintendencia de servicios publico domiciliarios, con rango constitucional. Pero sin duda después de 30 años, viene bien un corte y una evaluación de la estructura del sistema. Y no hay que tenerle miedo a esto en aras a una supuesta defensa de la institucionalidad, que no se puede confundir con la protección del statu-quo. Los ajustes son necesarios.
Aquí la conversación completa:
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