Con sorpresa y malestar se recibió la noticia de la censura a Daniel Duque. Un destacado líder de Alianza Verde y el único concejal realmente opositor a Daniel Quintero. La Comisión de Ética del partido en Antioquia lo sancionó quitándole la voz en el concejo por 60 días porque de facto no se asume como parte de una bancada de gobierno; sin embargo, detrás de ese veto hay una historia de tensiones y confrontaciones entre las dos principales tendencias de los verdes paisas; por un lado, el sector que lidera el representante León Freddy Muñoz (con mayoría en las instancias decisorias) y por el otro la tendencia de un Nuevo Aire, coordinada por Duque y el diputado Camilo Calle. Entre estos dos matices hay diferencias de forma y fondo, pero lo que más los divide es la postura frente al alcalde: mientras Muñoz es un defensor a ultranza de Quintero (quien también lo ha defendido en su proceso por supuesto tráfico de drogas), Duque se ha convertido en una voz crítica e inconforme con un alcalde que convirtió el concejo en un apéndice de su administración.
¿Quién es Daniel Duque?
Antes de llegar al concejo destacó como un activista a favor del proceso de paz (muy activo en los días del plebiscito), la consulta anticorrupción y el medioambiente. Dentro del verde es identificado como cercano a Compromiso Ciudadano y a Claudia López, fue fórmula de Angeliza Lozano en las elecciones legislativas de 2018. En esa elección se convirtió en un fenómeno electoral local al sacar más de 20 mil votos de opinión y estar cerca de llegar a la Cámara, al final, ingresó Muñoz quien venía de ser concejal en Bello y de establecer alianzas con diferentes tendencias del verde en todo el departamento. A partir de esa elección se empezó a librar una especie de “guerra fría” entre ambos dirigentes, algo que se ratificó en 2019 cuando apoyaron diferentes candidatos a la alcaldía, mientras Muñoz se fue de frente con Daniel Quintero; inclusive, buscando que fuera avalado por el verde, Duque se decantó por Beatriz Rave, una exfuncionaria cercana a Fajardo que se ubicó al cierre de la contienda en la cuarta posición. En las urnas el pulso lo ganó Muñoz, pero Duque llegó al concejo con la votación más alta entre los verdes.
¿Qué pasó tras su llegada al concejo?
Inicialmente se mostró abierto y dispuesto a construir una agenda conjunta con Quintero. Al lado de su compañero Jaime Cuartas (quien lleva tres periodos en el concejo y le ha caminado sin mayor problema a todos los alcaldes siendo un gobiernista de primer nivel), se declaró como bancada de gobierno; sin embargo, la luna de miel con el alcalde (si la hubo) duro muy poco porque rápidamente Duque asumió posiciones cada vez más críticas al punto que votó negativo al plan de desarrollo. Esa postura empezó a generar escozor entre algunos dirigentes del verde que no solo se mostraban cercanos a Quintero, sino que habían llegado a acuerdos burocráticos, con participación directa en cargos de segundo nivel como es el caso de la Subsecretaria de Espacio Público y Control Territorial en cabeza de Yomar Benítez (cercano a Muñoz). Tras la autorización del ingreso del Esmad a la UdeA, Duque se fue convirtiendo en uno de los principales opositores a Quintero y en la práctica rompió la disciplina de la bancada.
¿En esa ruptura se fundamenta la sanción?
Según el comunicado del verde es debido a su indisciplina en el acatamiento al régimen de bancadas. Esa decisión sienta un precedente negativo y una interpretación instrumental de la ley 974 de 2005 y el reciente estatuto de la oposición. En el caso de Duque se lee más como una sanción a sus posiciones críticas y su talante opositor, más cuando el proceso inició tras la denuncia instaurada por Pedro Nairo Vergara, directivo verde e integrante del grupo de Muñoz. Es el resultado del pulso entre las dos tendencias que han estado en confrontación desde las elecciones locales. Ante todo, es un acto de censura a un concejal valiente que ha venido denunciando sin reserva la cooptación de la administración por los sectores de la política tradicional (de los cuales Quintero resintió en campaña); las contrataciones amañadas; los contratos irregulares y la desidia del alcalde con el concejo, desde el cual gobierna con el uribismo y se resiente a rendirle a cuentas.
Además, con la sanción a Duque se evidencia el juego de poder que se libra al interior de su partido lo que anticipa la puja que se viene por el tema de los avales al Congreso, más cuando Muñoz buscará dar el salto al Senado y para ello necesita tener todo el partido alineado con su aspiración.
¿Qué se viene?
Tal como lo ha venido haciendo desde que asumió su curul, Duque continuará ejerciendo su labor de control y veeduría desde las redes sociales. Muy necesaria en una ciudad con poca tradición opositora y ante un alcalde que se percibe intolerante a los cuestionamientos. Seguro el verde continuará buscando los caminos que le permitan seguir creciendo de cara al 2022 (es el partido que registra mayor crecimiento electoral en Antioquia), pero a nada llegará si establece el veto y la censura como política de castigo a quienes asumen posiciones críticas. En ningún sector cayó bien esa decisión. Tan desacertada fue que, hasta el mismo Quintero, le pidió al partido que la reconsiderará y no silenciará a Duque. Sin duda, todos en la ciudad reconocen la importancia de su voz en el debate democrático.
