Aunque están en 25 de los 32 departamentos, es en la Costa Atlántica donde Tierra Santa marca la parada. Las prendas a los mejores precios están allí. O al menos estaban porque el emporio que creó María Karameddin y Ahmad Gebara, un matrimonio de descendencia libanesa en 1996 y que arrancaron vendiendo ropa al remate. Todo lo traían de Panamá y se establecieron en el lugar en donde en esa época se hacían los mejores negocios en Colombia, Maicao.
Durante la década del ochenta, aprovechando la bonanza en la que vivía Venezuela gracias a sus reservas petroleras, familias de ascendencia sirio libanesa afincados en La Guajira amasaron fortunas comercializando desde franelas hasta autos. Karameddin y su esposo Gebara, aprovecharon toda esa ropa que quedaba fuera de temporada para revenderla en Maicao. El negocio funcionó, de tal manera que, una década después de que arrancara Tierra Santa ya habían abierto 70 locales en todo el país.
En el 2017 llegarona tener tanto dinero que, el 26 de enero de ese año, Bilal Gebara, hijo de Maria y Ahad, heredero y gerente de la cadena de tiendas, decidió patrocinar al Junior de Barranquilla. Su cercanía con el entonces alcalde de Barranquilla, Alex Char, perteneciente a la familia dueña del Junior, hizo que quisieran invertir como patrocinador del club Tiburón quien en ese año presentaba un equipazo que pretendía, incluso, con una nómina carísima, ganar la Copa Libertadores.
Pusieron plata dura encima de la mesa. El letrero de Tierra Santa cubría buena parte de la pantaloneta como se puede ver en esta imagen:
Con orgullo Tierra Santa anunciaba a través de sus redes sociales que eran los patrocinadores estrellas del equipo de los Char:
El patrocinio duró sólo un año. Tierra Santa empezaba a vivir una tormenta que terminaría con la caída del emporio. A mediados del año pasado las investigaciones que vinculaban a esta familia siriolibanesa se tradujeron en allanamientos a las sedes de la tienda que tenían en los cinco departamentos de la Costa Atlantica. Según el fiscal general, Francisco Barbosa, esta cadena comercial era en realidad una "organización multicrimen trasnacional" dedicada al lavado de activos mediante la conformación de empresas fachada.
Esto le trajo inevitablemente problemas a los Char. Empezaron a cuestionarse el patrocinio a su equipo. Incluso algunos periodistas establecieron similitudes con los patrocinios que tuvieron los grandes carteles de la droga con equipos como Millonarios o América. Incluso se trajo a colación los años en la década del ochenta cuando el Junior tuvo de patrocinador al Hotel Aruba Concorde cuyo dueño estaba metido en actividades que lo llevaron a ser investigado por el departamento de Estado Norteamericano. Un episodio que hoy ha sido olvidado pero que en esta foto confirma los recursos que recibieron de esta cadena de hoteles. Acá se ve uno de los ídolos de la escuadra tiburona, Edgardo “Patón” Bauza.
Después de 60 meses de investigación fueron judicializadas 20 personas y se aplicó extinción de dominio a 1.110 bienes por más de $ 1.2 billones. Este enredo pudo traerle coletazos a Alex Char y a su familia. La notificación por parte del gobierno de Biden de que no le renovarían la visa al ex alcalde de Barranquilla, complicada decisión diplomática para un funcionario público elegido popularmente que fue minimizada en redes sociales por Alex Char, relativizando sus consecuencias, como si se tratara de un hecho menor que se estaba repitiendo. En efecto a su padre Fuad Char le fue retirada la visa y el propio Alex logró su renovación en el pasado con la intervención de abogados en Estados Unidos.
