En el pasado mes de julio el presidente Gustavo Petro “sacó pecho” expresando que su Gobierno ha logrado contener y consiguientemente bajar la pobreza en Colombia. Sería excelente noticia si esa fuera la realidad que se viviera en Colombia, un país que a pesar de las inmensas riquezas que posee, sigue teniendo los indicadores de la mayor desigualdad del mundo. Petro atribuyó esa disminución de la pobreza publicada por el DANE a sus políticas gubernamentales como el aumento del salario mínimo y los auxilios a la población más vulnerable. “Todos esos expertos que sacaban por televisión tratando de lavarle la cabeza a la gente, diciendo que cometíamos una brutalidad, que si subíamos el salario mínimo mucho se caía el empleo, que se aumentaba la pobreza, estoy viendo lo contrario”, declaró el presidente.
Según el informe de Pobreza Monetaria, los ingresos del 20 % de la población con menos recursos disminuyeron en un 2 %, resultado atribuido a las ayudas institucionales, según Juan Daniel Oviedo (exdirector del DANE y actual concejal de Bogotá), quien dijo: “Hay que estar muy atentos a la medición de este año porque el empleo está mal y el precio de los arriendos y de los servicios públicos pesan mucho”. Según Oviedo, “la gran alerta es que la pobreza extrema sí sigue siendo más alta a la que teníamos antes de la pandemia. Eso significa que el tema del hambre y de la inflación de alimentos no la podemos descuidar… Estos resultados evidencian una ineficiencia del Estado en la redistribución de los excedentes del recaudo de impuestos… De los 3,6 puntos de reducción en el total nacional, solo 1 se explica por efecto de redistribución, que comprende las ayudas institucionales”, aclara.
“La plata ya no alcanza, 4 millones al mes no garantizan ser clase alta en Colombia”, tituló el pasado 27 de julio el portal Infobae. Se refiere a otros datos del DANE, “que actualizó los umbrales económicos que determinan las diferentes clases sociales en Colombia… (con) una reducción en el porcentaje de personas en situación de pobreza. Actualmente, el 33 % de la población está catalogada como pobre, en contraste con el 36,6 % reportado el año anterior”. Según este artículo, para el DANE la línea de pobreza está marcada por un ingreso mensual igual o inferior a $435.375 por habitante del hogar. Aquellos que perciben ingresos mensuales entre esta cifra y $853.608 son considerados “vulnerables”. La clase media corresponde a personas con ingresos entre $853.608 y $4.596.352 al mes. Finalmente, se considera clase alta a quienes tienen ingresos superiores a esta última cifra. O sea, que el Gobierno de Petro, a través del DANE, para acabar con la pobreza, dividió a estos entre pobres y vulnerables, que da igual para el evidente alto costo de vida que se sufre en Colombia.
La pobreza, “los vulnerables”, el hambre y la miseria que viven los colombianos no se resuelven con base en estadísticas, mientras se mantiene el modelo neoliberal causante de todas las penurias, que pretende subsanarlas con subsidios, utilizados además para hacer politiquería.
Solo un modelo económico que genere más riqueza y producción nacional, que a su vez la redistribuya a través de un empleo digno y bien remunerado, así como con un acceso a una educación pública, gratuita y altamente científica, que genere oportunidades a esa población, es como se puede vencer el círculo vicioso en el que tienen hundida a Colombia. ¡Petro es un continuador del modelo neoliberal y no tiene nada de qué ufanarse!
