Inspirado en políticas neoliberales recomendadas por la OCDE y el Banco Mundial, el gobierno presentó una ley de financiamiento, que es, realmente, una reforma tributaria. Esta tiene como objetivo gravar con más impuestos a las capas medias y a los más pobres, y conceder más rebajas y exenciones a los monopolios nacionales y, sobre todo, extranjeros. Este artículo explica algunas cifras y razones para oponerse a la reforma.
Incremento en los ingresos del Estado a través del impuesto a las ventas, IVA.
El Impuesto al Valor Agregado, IVA, lo pagan por igual quienes tienen mayores ingresos y quienes los tienen mínimos. Al comprar un artículo gravado con IVA, el impuesto que paga quien lo compra es el mismo. No diferencia, arropa a todos por igual. Así, por ejemplo, cuando se compra una libra de arroz, el valor que paga el comprador incluye el valor que se entrega al gobierno como impuesto. Quien compra la libra de arroz paga el mismo impuesto sin importar qué ingreso tenga. Por eso se llaman impuestos indirectos. Son regresivos y muy lesivos para los sectores más pobres que son los que —proporcionalmente— más pagan.
En la ley de financiamiento —en adelante reforma tributaria— se plantea poner IVA a todos los alimentos, a la comida que si bien es cierto tiene algunos gravados, también es cierto que la gran mayoría están exentos o tienen un IVA del 5%. Frutas, legumbres, carnes, verduras, cereales, leche y sus derivados, aceites, panela, café, chocolate y otra gran cantidad de alimentos no pagan IVA o lo pagan del 5%.
Con la reforma de Duque-Carrasquilla todos los alimentos quedan gravados con un IVA del 18%. Eso quiere decir que, si una familia gasta hoy $200 mil pesos en alimentos no gravados, para adquirir esos mismos alimentos —aprobada la reforma— tendrá que pagar $36 mil pesos más. El gobierno reduce la capacidad de compra de alimentos de los hogares de las clases medias y el resto del pueblo y aumenta el pago de impuestos. Por eso, IVA a los alimentos es más hambre para millones de hogares. Pero el gobierno, además, gravará con IVA del 18% otros bienes y servicios hoy exentos o con IVA del 5%.
En la exposición de motivos —que acompaña la presentación de la reforma— el gobierno señala que, por el aumento del IVA y la unificación de la tarifa al 18%, recibirá 11,3 billones de pesos en 2019. Gran parte de eso será gravamen a la comida de millones de hogares del país.
El gobierno dice que devolverá —por pago de IVA— $2,3 billones de pesos a los más pobres, a los que están en los deciles 1,2 y 3. Es decir, a los que tienen ingresos hasta de un poco más de un salario mínimo. Falta ver cómo será la devolución —que no compensación— pero lo cierto es que les dará, si les da, menos de lo que les quitará.
Incremento en los ingresos del Estado a través del aumento del impuesto a la renta
En términos del gobierno lo que pretende hacer es: “aumentar el impuesto de renta a personas naturales, unificando en una cédula general las rentas de trabajo, pensiones, capital y las no laborales”. También se propone el gobierno la “creación de dos nuevos rangos de tarifa para el cobro del impuesto (35% y 37%). El gobierno fija unas tarifas que van del 19% al 37% para las personas naturales cuya base gravable —ingresos después de deducciones— sea superior a poco más de $3 millones/mes por salario o pensión y hasta 36 millones de pesos mes. Todos pagarán impuesto de renta —incluidos los pensionados que tendrán retención en la fuente— desde mesadas superiores a $2,8 millones de pesos. El gobierno dice que “son sectores con los mayores ingresos del país” pero, la realidad es que en esos rangos meten a todos los que ganan más de tres salarios mínimos mensuales y también a los que ganan más de $1000 millones al año.
El gobierno divide los ingresos y la población en 10 deciles o categorías y grava con tarifas diferenciales a los que están en los deciles 3 al 10. En el nivel 10 quedan los dueños de los grandes monopolios nacionales y extranjeros que pagan —por rentas de capital y de trabajo— hasta el 37% de sus ingresos, pero no les cobran —un solo peso— por los dividendos que ganan por las acciones que poseen en grandes empresas y corporaciones, de las que son dueños. Y, es ahí, donde están las grandes rentas exentas, sin gravar.
Este será el segundo ingreso que tendrá el gobierno al aumentar los impuestos que gravan los ingresos por trabajo, pensiones, rentas de capital y las no laborales, es decir las de personas naturales. Se exonera de pago las rentas derivadas de los dividendos empresariales que es donde están las personas naturales que más deberían pagar impuesto de renta.
Esta alza le permitirá al gobierno recaudar 3.3 billones al unificar las cédulas, crear nuevas tarifas y aumentar el pago del impuesto al patrimonio.
Jugosas rebajas en los impuestos para los monopolios nacionales y extranjeros
Por otra parte, la reforma tributaria rebaja impuestos a la pequeña y mediana empresa, a lo que no nos oponemos, pero es evidente que el beneficio va destinado, a grandes empresas y monopolios nacionales y extranjeros de la gran minería y el capital financiero a los que les rebajarán los impuestos de renta y patrimonio del 33% al 30%, y en las megainversiones, hagan en las ZOMAC donde los rebajarán al 27%. Estás medidas permitirán las jugosas rebajas:
1. “Reducción de la tasa de renta del 33 % a 30 %” y, en megainversiones al 27 %".
2. "Incrementar la deducibilidad del gravamen a los movimientos financieros (GMF) del 50 % al 100 %”, que no paguen 4 X 1000.
3. “Permitir que el 50% del Impuesto de Industria y Comercio (ICA) sea descontable del impuesto de renta”.
4. “Hacer 100% descontable el IVA por la adquisición de bienes de capital del impuesto de renta”.
Para defender semejante rebaja se argumenta que los grandes empresarios “tendrán más recursos para invertir, generando nuevos empleos y más bienestar para los colombianos y que el Estado tendrá mayores recursos porque, habrá mayor crecimiento económico y mayor cantidad de empresas en el país”. Afirmaciones sin estudios e investigaciones ni aquí, ni en ningún otro lugar del mundo que, sustenten y prueben lo enunciado.
Por estas rebajas, el gobierno dejará de percibir, según cálculos oficiales, 10.3 billones de pesos a partir del 2020, ya que, en el 2019 operarán todos los impuestos sin rebajas. Las exenciones y rebajas aplicarán a partir del pago de impuestos sobre el año gravable 2020.
Los daños al agro nacional
Aparte de lo ya señalado, la reforma afecta al agro al implementar el IVA a los alimentos, las herramientas de trabajo en el campo, los fertilizantes y demás insumos para la producción agropecuaria, el arreglo de tierras de labor, el mejoramiento o construcción de sistemas de riego, el beneficio de los productos del agro mediante procesos agroindustriales y una gran cantidad de servicios que están exentos pero que, al quedar gravados, generan un garrotazo contundente a la producción agropecuaria nacional.
Ponerle IVA a los alimentos es reducir el mercado para los productores y golpear el ingreso de los consumidores. Buena parte de esos 11,3 billones de pesos que pagarán los colombianos en impuesto será alimentos, comida, que dejarán de consumir para gastarlos pagarlos en IVA.
Ponerle IVA a las herramientas, los fertilizantes y demás insumos, el arreglo de las tierras de labor y la construcción o el mejoramiento de distritos de riego, es encarecer los costos de producción nacionales, lo que termina beneficiando la importación de alimentos por los Tratados de Libre Comercio, TLC.
Colocarle IVA a los procesos agroindustriales —por elementales que sean— es hacer menos competitiva nuestra producción agrícola y pecuaria, generar mayores costos de producción y poner al borde la ruina varios géneros agrícolas.
Todas estas cifras y razones dicen que la clase media empresarial del agro, los campesinos e indígenas y los más pobres del campo deben unir fuerzas y esfuerzos y enfrentar, unidos con los demás sectores sociales afectados, la reforma tributaria, hasta que logren derrotarla.