Yo creo que El Abrazo de la Serpiente sí se va a ganar el Premio Óscar de la Academia en la categoría como película de habla no inglesa, no porque este premio consolide a una obra maestra como obra maestra. Ya El Abrazo de la Serpiente es, en muchos aspectos, una joya obligatoria del patrimonio audiovisual de la humanidad.
El Abrazo de la Serpiente
Es por revivir la constante búsqueda de un conocimiento ancestral y revelársela, en la medida de las posibilidades de nuestro entendimiento, a todo aquel que decida experimentar esta vivencia cinematográfica. Por poner de nuevo en el foco a las comunidades indígenas y su aporte espiritual y de conocimiento a todo el mundo, en fin, por ser una película iluminadora con todas las características de una época sin precedentes en la cinematografía nacional, y con virtudes estéticas y decisiones narrativas que puedan resultar suculentas para la Academia. Tiene una fotografía preciosista y es una película sobre viajeros blancos redefiniendo su entender sobre un Dios al estar inmersos en tierras –hasta estos Óscares olvidadas – y en aquel instante desconocidas para buena parte del mundo.
El camino de la serpiente para llevarse este premio no está despejado en lo absoluto en esta jungla cinematográfica. Así como una revela una parte de un conocimiento ancestral, o al menos nos pone al corriente de la existencia de otras memorias y otros entendimientos del ser, otra como la dantesca El Hijo de Saúl del húngaro László Nemes redefine un género ya agotado y agotador como el cine del Holocausto Nazi.
El Hijo de Saúl
Esta también es reveladora y tremendamente aterradora. La mirada incesante de Nemes sobre el cansado hombro de Saul Ausländer, un personaje que se siente tan real gracias a la mirada nostálgica y rendida del actor y poeta Géza Röhrig, nos conduce a un infierno bien sabido, pero al que no conocíamos tan incisivamente gracias a sus decisiones narrativas y fílmicas, es decir, te encierran en la pantalla y te muestran y no los anfiteatros y los hornos crematorios en los cuales apilan los cadáveres de los judíos, además de ponerte a escuchar casi en primera persona los gritos y gruñidos de aquellas víctimas de las cámaras de gas nazi. Pero eso no es todo, esta es la otra cámara de la moneda de la amada La Vida es Bella de Roberto Benigni y tiene potentes similitudes a la que es una de las películas más importantes de la historia. Benigni cuidaba de una manera mágica a su niño y Saúl, de una manera sacrificada, a un hijo que no era suyo y que no estaba vivo, y al que le procura durante todo esta travesía terrorífica un adiós digno oficiado por un rabino, al que claramente tiene que buscar entre la fila camino a la muerte.
Para Ciro Guerra no será fácil, y de perder, perdería contra otra –al igual que la suya- de las obras más importantes para el cine contemporáneo. Pero no creo que esta vez se vaya con las manos vacías. Aunque la importancia de su película y su gran aporte a la humanidad no debe de condicionarse a si gana o no el Premio Óscar de la Academia como Mejor Película de Habla no Inglesa, en mi opinión de las pocas categorías relevantes en una premiación cada vez más decadente. El Abrazo de la Serpiente puede ganarle a El Hijo de Saúl por lo que significa como herencia al conocimiento del mundo, como regalo a la memoria de la tierra, y como prueba de la existencia de una canción espiritual que ya se había difuminado entre el ruido de los tiempos, y que este Abrazo ha vuelto a cantar y ha vuelto a traer a la vida.
*Artículo tomado de la Revista DC
