El presidente de Colombia cuando era candidato decía que era medio rockerito. Que en las fogatas le era inevitable sacar la guitarra y cantarse una de esas mierditas de Maná o Cómplices, baladitas subiditas de tono que no le hacían daño a nadie. Rock para atrapar a abuelas alcohólicas. Ahora que ha llegado a su objetivo, subido en los hombros de Uribe, revela su rostro real. En sus casi 100 días Iván Duque ha mostrado que eso de la presidencia le queda grande. Las noticias que genera poco tienen que ver con poder. Lo de él son las noticias de farándula, de entretenimiento. A mí me generó candor –y un poco de pena ajena- cuando le propuso a Carlos Vives que se lanzara a la Alcaldía de Santa Marta. También me generó ternura ver como ayer esa “poquita cosa” de Maluma lo trataba como si fuera un pelado de la Comuna 13 de Medellín. “Por fin te conozco hermano”, le dijo, sin ningún tipo de respeto, de solemnidad. Es que Duque como presidente no genera emoción. Uno no le cree, uno no se explica aún cómo llegó a sentarse en el solio de Bolívar. Uribe es un verraco, no hay nada más que decir.
Antes que reunirse con los estudiantes que no se conforman con las migajas que complacieron a los rectores de las universidades, antes de hacerlo con las madres de Soacha, se reunió con el Pretty boy, estandarte del feminismo, de la literatura, del nuevo arte colombiano. Maluma es un fenómeno mediático que no tiene nada que ver con la música. Maluma está ahí para ser contemplado como si fuera un muñeco hermoso. Es raro que justo después de las ácidas y atinadas críticas de Juanes y Shakira contra su gobierno, Duque decida recibir la visita de Maluma quien además se asociará con la primera dama María Juliana en una fundación para ayudar a los niños de yo no sé dónde. Duque tiene un par de asesores mediáticos muy hacendosos pero a la vez muy obvios. ¿Se acuerdan el día en que más de 40 000 estudiantes llenaron La Plaza de Bolívar protestando por las miserias que le daba a la educación su gobierno? Ese día Duque, como si viviera en otra dimensión, le servía de guía en la casa de Nariño al niño Cristo José, recién liberado por no sé quién en el Catatumbo. Ahora, cuando el IVA promete someternos a dieta estricta, cuando el IVA amenaza con cercenar para siempre la traída de artistas internacionales de calidad a Colombia, Duque le abre las puertas a Maluma y, en el país más feliz y estúpido del mundo, la estrategia funciona.
Antes que reunirse con los estudiantes que no se conforman con las migajas,
antes de hacerlo con las madres de Soacha,
se reunió con el Pretty boy
Las puertas de palacio permanecerán cerradas para los artistas controvertidos, los que desafían, los que de verdad son artistas. No creo que recibiría a un gay redomado, irresoluto, irreverente como Freddie Mercury. De pronto le preguntaría por su bandita de covers de Hombres G como Pig nurse y le quitaría la máscara de rockerito. No, para ser saludado en Palacio hay que ser obediente, sumiso y dependiente, lo que no tienen los artistas de verdad y que le sobra, por supuesto, a Maluma.