El pensamiento crítico fue suprimido de los planes de la educación desde los 80. Valga mencionar que, para disimular la caída en el nivel educativo, las pruebas estatales y otros mecanismos de "medición", fueron modificados. Recuerdo como si fuera ayer la introducción, como si hubiese sido algo glorioso, de la "Educación por competencias".
O sea que cada quien demuestre que puede clavar una puntilla eficientemente, si es para lo que sirve. Que sea el mejor clavando puntillas, pero que no piense. Las pruebas estatales diseñadas desde esta perspectiva hacen que las pruebas de décadas anteriores parezcan postulaciones para ser astronauta.
Ningún joven de los 90 llegaría ni a la mitad del promedio de una prueba de los 70, y prácticamente ningún joven de hoy en día llegaría ni al 10 %. Pero las gráficas muestran un aumento impresionante en el nivel educativo. ¿Por qué? Porque se mide con pruebas hechas para hacer parecer que el nivel sube. Es como engañar a un pueblo diciéndole que el nivel de agua de un embalse subió, cuando en realidad lo que se hizo fue borrar el aforo y pintarlo más abajo.
Les explicaré rápidamente qué es el pensamiento crítico. Previo a él existe el pensamiento lógico: ante la afirmación “1÷2=0,5”, el individuo con pensamiento lógico procesa: “uno dividido en 2 es igual a cero coma cinco. Eso me dijeron”. De forma más desarrollada, se encuentra el pensamiento analítico, por el que un individuo razona, ante el mismo dogma: “uno dividido en dos es igual a cero coma cinco, yo mismo lo he comprobado, dividiendo a partes iguales una torta”.
Y el pensamiento crítico es capaz de aplicar el dogma en diferentes contextos y ponerlo a prueba. Un hombre o mujer con nivel crítico de pensamiento razonaría, por ejemplo: “Uno dividido entre dos es matemáticamente igual a cero coma cinco, pero no se aplica en todo. Por ejemplo, al dividirse una célula, no se obtienen dos medias células sino dos células completas, por lo que “1÷2≠0,5” sino que “1÷2=2”.
Digo todo esto porque, esta semana tuve la necesidad de encender el radio. Me quedé en una estación en la que sonaba una canción, pero esta terminó e inició una conversación entre los presentadores del programa, en la que se desgarraban las vestiduras de concebir gente "ignorante", "mal-informada" e incluso “peligrosa” que ha decidido no vacunarse.
Fastidiado, estiré la mano para mover el dial, y resulta que en la estación de radio de inmediatamente al lado estaban exactamente en lo mismo. No hay que ser un genio para darse cuenta que eso responde a una campaña regida por directrices institucionales.
Es propaganda. El público target, es el grueso de población desprovista de pensamiento crítico que pensará indefectiblemente que, si en ‘todas partes’ están hablando de lo mismo, es porque es verdadero y muy importante.