Los colombianos estamos hoy a puertas de un paro generalizado de 24 horas a realizarse el 21 de noviembre, como consecuencia de lo que las centrales obreras y organizaciones sindicales en general hemos llamado “el paquetazo de Iván Duque”, actual presidente; quien desde su posesión hace algo más de un año se ha dedicado a mal gobernar, atentando contra los acuerdos de paz y viene con un Plan Nacional de Desarrollo que está muy lejos de poder generar la equidad que anuncia desde su nombre y que tanto necesita el país.
Hemos visto claramente cómo los países vecinos al nuestro, manifiestan una abierta inconformidad ante las medidas aplicadas por sus gobernantes, por ejemplo, los ecuatorianos contra las decisiones de Lenin Moreno, los argentinos, contra decisiones de Mauricio Macri, los brasileños contra las de Jair Bolsonaro, y los chilenos, estos últimos contra las decisiones neoliberales de Sebastián Piñera. Desde luego, los colombianos: estudiantes, campesinos, indígenas, transportadores, maestros; contra las medidas que quiere imponer Iván Duque. No es coincidencia que nuestros pueblos salgan a las calles a manifestarse y rechazar las decisiones de sus gobernantes, pero para entenderlo un poco más, es bueno saber qué intereses representan realmente estos hombres y quiénes son. Para ello tomaremos apartes de la columna El circo de los cínicos, publicado por Las2orillas, el pasado 11 de julio de 2019.
Veamos en detalle: “Piñera, Duque, Bolsonaro y Macri, bajo la dirección del almirante Craig Faller, jefe del comando Sur del ejército de los EE. UU., improvisa y ejecuta una agenda que en lo interno acelera la apertura sin límites al capital extranjero, fundamentalmente de los EE. UU., facilita la entrega de los recursos de sus países al insaciable apetito de las multinacionales, y en lo externo participa directamente en el hostigamiento contra Venezuela, con el propósito de deponer al gobierno del vecino país y facilitar así el saqueo de la mayor reserva de petróleo y oro del planeta. Y continúa el artículo, “entre sus actos también está el Foro para el Progreso de América del Sur (Prosur), instancia promovida por Bolsonaro, Duque y el presidente chileno Sebastián Piñera, cuyo objetivo es el reordenamiento geopolítico de la región, y la coordinación de acciones contra procesos políticos y económicos que no se ajusten a la agenda de la Casa Blanca en esta parte del continente”.
Son gobernantes que de tiempo atrás, tienen compromisos con el capital extranjero y no con los ciudadanos que los eligieron, miren ustedes lo que nos devela el artículo en mención: “La familia Piñera fue una de las principales beneficiarias de la dictadura, bajo la constitución de Pinochet; Jair Bolsonaro reivindica la dictadura vivida en Brasil. Junto a Piñera y Bolsonaro, los EE. UU, hacen uso de Mauricio Macri presidente de Argentina, quien representa uno de los grupos empresariales más beneficiados por la dictadura de Videla.” Pero si en el vecindario llueve, aquí en Colombia no escampa, “…el exasesor del Banco Interamericano de Desarrollo BID, Iván Duque, hoy presidente de la república, llegó a este organismo cuando era presidido por Luis Alberto Moreno, exasesor del grupo empresarial de Luis Carlos Sarmiento Angulo. Duque arribó al cargo de presidente con el lema de unidad, legalidad y emprendimiento, y fue promovido por el expresidente Uribe diseñador de la 'seguridad democrática', y quien carga a cuestas más de 270 investigaciones en curso” [1].
Es claro que los personajes que se encuentran en el ojo del huracán social por sus regresivas medidas políticas y económicas, representan los intereses del neoliberalismo, un modelo conocido por las concepciones liberales propias de los clásicos de la Economía Política Burguesa en Inglaterra; éste modelo que representan estos personajes de la política sudamericana, tuvo sus inicios antes de la segunda Guerra Mundial , continuó con fuerza en la década del 60 y se hizo popular en la década de los 80, con Ronald Reagan en Estados Unidos, Pinochet en Chile, y Margaret Thatcher en Inglaterra. En Colombia su ingreso con nadadito de perro, se da en el gobierno de Virgilio Barco, con el desmonte paulatino del estado proteccionista, cosa que se materializa a partir de la apertura económica de César Gaviria, cuando nos dijo “bienvenidos al futuro”.
Desde luego esas medidas neoliberales, propias de países desarrollados, aplicadas en países subdesarrollados como los latinoamericanos, nos enfrentan a situaciones que solo pueden asumir esos países desarrollados; a los subdesarrollados o “en vía de desarrollo”, como nos llaman para despistar la realidad, nos debilitan con una profunda inequidad e iniquidad social de la que la mayoría de habitantes somos víctimas. Recomendaciones como la reducción del financiamiento estatal especialmente a lo destinado para fines sociales (salud, educación, agua potable, saneamiento básico), propias del Fondo Monetario internacional y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, solo miran los intereses de ellos como pequeño grupo de países privilegiados y que se consideran dueños y amos del resto de la humanidad, generan una profunda crisis y por ende las reacciones de movilizaciones y protestas más que justas, que hemos visto en los últimos meses y seguiremos viendo por fuera y en nuestro país.
Es evidente que los gobiernos neoliberales reviven hoy el viejo proverbio de la fisiocracia “laisser faire, laisser passer” (dejar hacer, dejar pasar) y por ello le dan toda la libertad de acción al gran capital; sus recomendaciones u órdenes mejor, a los gobiernos latinoamericanos están dadas claramente para favorecer al capital transnacional, perjudicando a las economías débiles como la nuestra. Entre las medidas propuestas por la teoría neoliberal a las economías subdesarrolladas, se encuentran [2]:
1. Privatización extensiva de bienes, servicios y recursos nacionales.
2. Liberalización de precios de bienes y servicios ofertados a la sociedad.
3. Eliminación de subsidios estatales.
4. Eliminación de leyes sobre salarios mínimos a partir de la liberalización del factor trabajo.
5. Libre funcionamiento del mercado de dinero, trayendo como consecuencia incremento en las tasas de interés.
6. Eliminación de medidas proteccionistas favor de a las empresas transnacionales.
7. Liberalización de la prioridad cambiaría, incrementando el éxodo de las reservas nacionales.
Después de este breve intento de contextualización, debemos entender que los intereses que representan estos gobernantes que además, en su mayoría llegaron al poder sembrando el miedo en sus electores, aprovechando el desconocimiento de la historia por parte de la mayoría, como en el caso colombiano, donde la campaña de Iván Duque amenaza que de llegar otro gobernante distinto a él, traerá desgracias como el “castrochavismo”, la “ideología de género” y la impunidad para los excombatientes de las Farc. Hoy, en nuestro país, después de las elecciones regionales del 27 de octubre, tal y como se había pronosticado, la arremetida duquista, con medidas altamente regresivas no se hacen esperar:
1. Reforma laboral. Una propuesta del trabajo por horas, el salario mínimo diferencial por regiones, la eliminación de las horas extras y el pago de dominicales y festivos; acaba con la indemnización por despido, reducir al 75 % del salario mínimo, el salario de los nuevos trabajadores jóvenes.
2. Reforma pensional. Un engaño, que pretende acabar con el régimen de prima media que es el único que garantiza el derecho a una pensión vitalicia y sustitutiva, a cambio ofrecen como la panacea, el ahorro individual en fondos privados, propone aumentar la edad de pensión y la cotización.
3. Reforma tributaria. La Corte Constitucional declara inexequible la ley de financiamiento, pero exequible hasta el 1 de enero de 2020 a partir del cual es nuevamente inexequible, para ajustarla y ponerla aún más al servicio de las grandes empresas que son las que menos tributan en nuestro país
4. Holding financiero. Se refiere al artículo 331 del Plan Nacional de Desarrollo (Ley 1955 de 2019), que faculta de manera extraordinaria al presidente, para llevar a cabo lo que hoy conocemos como un “holding financiero estatal”, inicialmente con 19 entidades del sector, entre las cuales están el Banco Agrario, aseguradoras Previsora y Positiva, Fiduprevisora, Fiduagraria y Fiducoldex, Fondo Nacional del Ahorro, Findeter, Finagro, Fonade, Icetex, Nueva Eps, Colpensiones y otras más, con el fin de privatizar el sector financiero público. Es decir, dineros que hoy maneja y administra el Estado, pasarán al sector financiero, dejando en la incertidumbre a los más de 20.000 trabajadores de estas entidades.
5. Privatización. La amenaza que se cierne sobre el patrimonio público que nos queda, con la venta de un porcentaje de las acciones de Ecopetrol, la subasta de ISA, del oleoducto (Cenit), de las electrificadoras estatales, y de todo activo en que el Estado tenga menos del 49% de propiedad.
Estas medidas no nos sorprenden, como hemos mencionado arriba, aquí nada es casual. Duque está comprometido con todos, menos con el pueblo colombiano, las “orientaciones” de estos órganos multilaterales desde que fueron fundados en 1944, el FMI y el Banco Mundial BM, dirigidos por el Departamento del Tesoro de EE.UU., han puesto y quitado gobiernos, establecido dictaduras militares y civiles, con el fin de que estos incrementen las deudas y faciliten su entrada, que junto a la OCDE, y OMC, son antifaces intercambiables de un mismo sistema económico.
Estos organismos sumen a las naciones en profundas crisis, para luego presentarse al “rescate”, el cual se ejecuta con dinero público, eludiendo identificar las políticas de expoliación y despojo como la causa de la crisis, y señalando como causante del crecimiento de la deuda, a un pretendido 'excesivo gasto social'”[3].
En tal sentido, el paro nacional que se realizará el 21 de noviembre, y que tiene como preámbulo las movilizaciones del 10 y 17 de octubre en todo el país, obedece a esa grave crisis que atraviesa nuestra Colombia, producto de las políticas lesivas del gobierno de Duque. Es claro que la derecha se une por sus intereses. A los trabajadores(as) colombianos en general, la única opción que nos deja el neoliberalismo y Duque es la unidad para protestar, rechazar y enfrentar tan nefastas medidas económicas, por ello el 21 de noviembre todos y todas le diremos no al paquetazo del gobierno Duque contra el pueblo.
[1] Pablo Nariño. El circo de los cínicos. [2] Torres Pérez Miguel. El neoliberalismo y sus consecuencias para América Latina. Ciencias Holguín, Revista trimestral, Año VII, Septiembre-diciembre, 2001. [3] Pablo Nariño. Paquetazo Colombiano.