René Guarín llevaba exactamente treinta años buscando a su hermana Cristina, una de las empleadas de la cafetería del Palacio de Justicia desaparecida en la sangrienta retoma del Ejército, cuando en 2015, el CTI, Medicina Legal, Danilo Rueda, entonces secretario de la Comisión Intereclesial, además de algunos abogados de colectivo José Alvear, lo llamaron para contarle que habían encontrado algunos restos que podrían pertenecer a su hermana, cuya historia fue inmortalizada por el escritor Miguel Torres con la obra de teatro La Siempreviva.
Cuando vio esas falanges, desperdigadas en un mantel, René Guarín rompió en llanto. Se caía una mentira que había sostenido el Estado colombiano durante tres décadas: que su hermana había fallecido dentro de Palacio. Incluso, se atrevieron a formular testimonios falsos como el del sepulturero José Antonio Sánchez Borda, quien afirmó en 1987 que habían enterrado a la joven en el cementerio Sur de la capital. Muchos años después, en 2010, en pleno gobierno de Álvaro Uribe, se metió en el expediente un testimonio falso que afirmaba que Cristina jamás había salido con vida de Palacio.
Encuentran el cadáver de la Siempreviva
El cadáver de Cristina Guarín fue exhumado en el cementerio norte sin acompañamiento de autoridades internacionales. Cristina estaba enterrada como Marina Ferrer de Velásquez, otra mujer que se contaba entre las más de noventa personas desaparecidas en el Palacio. Así se acababa un suplicio que arrancó el 6 de noviembre de 1985 en la noche cuando René y José, su papá vieron arder el Palacio de Justicia. Esa misma madrugada se fueron a las ruinas de Palacio a buscar algo de Cristina, pero todo era carbón y silencio.
Durante treinta años, la búsqueda fue intensa con de idas interminables a Medicina Legal, al batallón Ricardo Charry Solano, arrumes de cartas a los presidentes Belisario Betancourt, Virgilio Barco, Cesar Gaviria, Ernesto Samper, Andrés Pastrana, Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos y solo en 2011, los Guarín pudieron ver la luz al final del túnel.
Estuvieron en la Corte Interamericana de Derechos Humanos y la visita sirvió para que el Estado colombiano en 2014 fuera condenado por la desaparición de las siguientes personas: Carlos Rodríguez Vera, Irma Franco Pineda, Cristina Guarín Cortés, David Suspes Celis, Bernardo Beltrán Hernández, Héctor Jaime Beltrán Fuentes, Gloria Stella Lizarazo, Luz Mary Portela, Lucy Amparo Oviedo, Norma Constanza Esguerra y Gloria Anzola de Lanao. Instaron al gobierno de Juan Manuel Santos, que en ese momento era Presidente, a que hiciera todos los esfuerzos para encontrarlos. Dos años después, en 2016, lograron encontrar a Guarín.
Ese año, gracias a la gestión de Danilo Rueda y del Colectivo de abogados José Alvear, René Guarín viajó a Washington, a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, y desde allí emprendieron una cruzada que terminó en 2015 cuando en un cementerio del norte de Bogotá, la familia pudo descansar, aunque la rabia no se lavaba con nada.
Sólo diez meses después de haber encontrado los primeros restos, Medicina Legal le entregó el cuerpo de Cristina a su familia. Lo que sí no pudo resolver fueron algunos detalles nuevos sobre el cuerpo de la joven estudiante de la Universidad Distrital. Uno de esos detalles mostró que existía la posibilidad de haber recibido un disparo en la columna vertebral que la dejó inmóvil durante varias horas.
No se sabía quién había disparado: si la guerrilla o el Ejército en su retoma. Medicina Legal no pudo constatar que ella hubiera sido torturada, su dictamen fue el siguiente: “Hallazgo de fractura completa del cuerpo de la tercera vértebra dorsal por mecanismo de alta energía, lesión que implica necesariamente un trauma dorsal y/o abdominal grave que inmoviliza el cuerpo y sin atención médica adecuada puede causar la muerte”. Lo que sugería que la mujer habría muerto dentro del Palacio, abandonada y desangrada.
René Guarín no está de acuerdo. Él afirma que tiene un video donde se ve a una mujer de falda escocesa salir caminando colgada de los hombros de un soldado. Guarín dice que, en el momento de la exhumación, él vio la misma falda escocesa en la fosa. Esta versión la respaldó el hijo de Marina Ferrer, quien dijo que, en el momento en el que enterró a su madre, nunca vio una falda escocesa hasta el momento en el que exhumaron el cuerpo de Cristina. Dentro de la tumba encontraron otro elemento que ahonda más el misterio: un revólver con seis vainillas y un proveedor.
Como afirmó en su momento El Espectador, la orden del Ejército de lavar las instalaciones del Palacio al otro día de la retoma, el 7 de noviembre de 1985, lo que hizo fue alterar toda la escena del crimen. Por eso, de las once personas que ordenó encontrar la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, sólo han podido encontrar tres: Cristina Guarín, Luz Mary Portela y Lucy Amparo Oviedo. En una ceremonia simbólica en 2018, le entregaron a los Guarín la caja donde reposaban los restos de Cristina, la Siempreviva.
Con el dolor de ver rotas todas sus ilusiones, René Guarín, cuando tenía 22 años, se metió al M-19 en 1987. Desde entonces, conoce al actual presidente Gustavo Petro, quien lo acaba de nombrar como Jefe de Tecnologías y sistemas de Información en el Dapre. Es uno más de los exmiembros de esa guerrilla que acompañan al Presidente. Mientras hacía la búsqueda incansable de Cristina, tuvo oportunidad de estudiar Ingeniería de Sistemas en la Universidad Nacional. Su nombramiento se suma a los otros exmiembros del M-19 como Manuel Casanova, actual director de la Dirección Nacional de Inteligencia o Augusto Rodríguez que está al frente del DNP.
