La carrera por la alcaldía de Bucaramanga entra en su recta final y Carlos Parra avanza a punta de zapato y periódico. Su campaña consiste en recorrer semáforos, esquinas y barrios de la ciudad en un maratónico esfuerzo por dar a conocer su propuesta.
En las últimas semanas, Carlos ha repuntado en las encuestas y se acerca al todopoderoso pastor Jaime Beltrán, quien reúne una maquinaria religiosa aceitada durante sus 12 años como concejal de Bucaramanga y que ahora ha sido potenciada por su alianza con el clan Aguilar, que ha sido ampliamente denunciado por Parra.
La clase política tradicional detesta a Parra y por eso se esfuerza de sobremanera en manipular a la opinión pública y dañar su nombre. Un ejército de perfiles falsos tacha a Carlos de petrista y guerrillero en redes sociales. Incluso le han graffiteado “comunista” en su sede de campaña y un rap lo acusa de financiar la “Primera Línea” junto a imágenes que lo muestran como un terrorista árabe.
Claramente Carlos no votó por Petro, sino en blanco, y el hecho de ser una alternativa al Clan Aguilar no lo hace cercano al presidente ni mucho menos un terrorista. El objetivo es claro: crear miedo y que los bumangueses piensen que se está más seguro en las manos de los verdugos que en las de aquel que los denuncia.
Aún más, a Parra le han comprado más de 70 mil seguidores falsos en sus redes para que el algoritmo castigue sus publicaciones y tengan menos alcance. La tapa, como dicen en Santander, es la candidatura instrumental de Manuel Parada, quien fue contratista de Jaime Beltrán y es su amigo íntimo, en donde se dedica a pasear junto a una persona disfrazada de “Carlos Parra” para difamarlo con el desprevenido que se acerque, sin tener propuestas propias. Sin duda, la plata que gastan para atajarlo no es poca y las ganas de recuperarla con el presupuesto público son muchas.
Precisamente, desde la financiación de campañas empieza la cooptación del Estado. Según Cuentas Claras, mientras Carlos ha invertido 83 millones provenientes de créditos, Jaime Beltrán ha gastado 381 millones de pesos de los cuales 300 millones provienen de donaciones de personas particulares. Esta diferencia se aumenta al revisar el gasto en redes sociales, en donde a hoy, Carlos ha gastado 3 millones en pauta y Beltrán 50. La independencia se garantiza desde quien pone la plata para la campaña.
Mientras Jaime Beltrán se catapultó en la política a través de su padre, que llevaba construyendo durante 20 años un fortín político en su iglesia cristiana, Carlos llegó a punta de denuncia, pedagogía y calle. Como concejal, Carlos propuso 38 proyectos de acuerdo municipal, mientras que Jaime únicamente 4. Parra no hizo alianzas cuestionables ni vendió su conciencia, mientras que Jaime estuvo cómodo haciendo equipo con personas cuestionadas y acumulando poder.
Sin duda, la honestidad y el criterio del próximo alcalde debe ser probado, y Carlos lo ha hecho a través de no solo su trabajo de propuesta, sino de denuncia de la corrupción. Si bien Carlos apoyó a Juan Carlos Cárdenas en las pasadas elecciones, le realizó control político todo su mandato y dio a conocer irregularidades en la contratación. Jaime Beltrán hizo todo lo contrario durante la alcaldía de Lucho Bohórquez, pues guardó silencio respecto a sus posibles casos de manejos indebidos.
Por último, pero claramente no menos importante, la propuesta de Carlos Parra es en verdad una propuesta y no una estrategia de marketing. El pastor Beltrán, quien se autodenomina el “Bukele bumangués”, tiene como principal bandera la seguridad y propone cerrar la ciudad y militarizar barrios pobres, lo cual es inconstitucional y superfluo, pues el crimen ocurre en otras zonas de la ciudad.
Además, Beltrán propone un rimbombante sistema de reconocimiento facial, cuando Bucaramanga no tiene bases de datos biométricas y crearlas podría tomar hasta cinco años. En contraste, Carlos redactó un programa de gobierno basado en 197 ejes conceptuales y en 3 pilares de construcción de política pública: infraestructura, cultura y control.
Es fundamental que los bumangueses se tomen el tiempo de revisar las candidaturas, de dudar de la propaganda y contrastar fuentes de información. La quijotesca campaña de Parra en las calles buscará derrotar al pastor Jaime Beltrán, quien es un político de profesión. El 29 de octubre esta historia tendrá desenlace y ojalá sea por el bien de Bucaramanga.
