Luego del sablazo emocional que produjo la derrota de la Selección Colombia frente a Paraguay en Barranquilla, el país conformado por 48 millones de habitantes alzó su voz de aliento para apoyar como nunca al combinado patrio. Sin embargo, al parecer hubo un compatriota que no se sumó a las campañas de apoyo: Carlos Antonio Vélez. Ni siquiera la clasificación al Mundial de Rusia hizo cambiar al comentarista deportivo sus críticas destructivas hacia el equipo y todo por el rencor personal ya evidente hacia el DT, José Pékerman.
Acostumbrado a que jugadores y estrategas le rindan pleitesía, Vélez se encontró con un muro de concreto con la política del timonel argentino de no otorgar entrevistas exclusivas cuando llegó a Colombia en 2012.
Una de las cosas que pedía la opinión pública cuando fue despedido Leonel Álvarez era que el nuevo orientador no generara división ni polarizara las opiniones, por lo que era difícil seguir el rumbo hacia Brasil 2014 con un DT local. La Federación Colombiana de Fútbol, en ese momento liderada por Luis Bedoya, cortó por lo sano y empezó a revisar hojas de vida de foráneos. Fue cuando se contactó al "Tata" Martino, quien no quiso aventurarse en el proyecto. En cambio sí, se materializó el plan b, llamado: José Pékerman.
El argentino, un tipo calmado, más bien de pocas palabras, llegó a trabajar con dos consignas claras: clasificar al Mundial y no tener preferencias con la prensa. Posición que de inmediato generó rechazó de quienes se consideran "las vacas sagradas del periodismo deportivo", entre ellos, Carlos Antonio Vélez, quien no le reconoce nada al DT. Durante toda la eliminatoria solo recalcaba que si el equipo clasificaba era mérito de los jugadores por ser una generación "dorada"; en pocas palabras, para Vélez cualquier adiestrador era capaz de meter a Colombia al Mundial con James, Cuadrado, Falcao y Ospina a bordo.
Vélez está en su derecho de opinar, para eso le pagan, si no existieran los diversos puntos de vista no habría tanto programa de debate que hoy uno se encuentra en las parrillas de programación. Tampoco voy a decir que Pekerman es el DT perfecto, pero ya se vuelve incómodo para uno como televidente y oyente que sus opiniones retoricas sean producto de un roce personal.
No obstante, Pékerman solo ha sido una víctima de la larga lista de enemistades que ha cosechado Vélez por su personalidad y por creer que ser dueño de un micrófono abierto le da derecho de apuntar hacia la vida o labor de ciertas personas.
Vélez ha tenido problemas con: Pecoso Castro, Leider Preciado, Iván Ramiro Córdoba, Chiqui García, Jorge Luis Pinto (conflicto que hasta llegó a la Fiscalia), Alejandro Brand y el escritor Daniel Samper Ospina.
Para este renglón dejé las diferencias que el periodista tuvo con Reinaldo Rueda durante la eliminatoria hacía Alemania 2006. Este lo señalaba de no tener carácter porque, según él, dos o tres jugadores le armaban las convocatorias. Esos señalamientos llegaron a oídos del plantel y cuerpo técnico y Vélez fue declarado "persona no grata". La enemistad con Rueda finalizó cuando el vallecaucano tejió esas memorables campañas con Atlético Nacional y Vélez tuvo que olvidarse del pasado y empezar a alabar la gestión del timonel, que en últimas era otro empleado de la Organización Ardila Lulle para la cual él también trabaja.
Desconozco si esa lista es más larga, supongo que sí, pero es de la que puedo dar fe a mis 34 años y como seguidor del fútbol.
En mi televisor, celular, radio y tablet apagaré la voz del señor Carlos Antonio Vélez, no me dejaré contaminar de su injustificada mala energía hacia Pékerman, DT que nos hará mucha falta cuando se retire. ¡Ah! y Colombia debe saber que en Rusia 2018 no contará con la fuerza de 48 millones de colombianos sino de 47.999.999.