Hoy, la empresa que está en el corazón de todos los colombianos se encuentra desesperada, al borde de una caída que ha sido producto de decisiones poco éticas, de competencias malsanas y de jugadas que me llevan a preguntar: ¿por qué llevamos una empresa de esta clase en nuestro corazón?
¿Recuerdan el paro de Avianca en 2017?, ¿recuerdan que hace poco revelaron que Laude José Fernández Arroyo, acusado de las chuzadas a los pilotos de Avianca en 2017, había tenido ingresos a sus instalaciones?, ¿recuerdan todas las movidas que realizó Efromovich para declarar como ilegal ese paro? Hay un montón de cosas por recordar, seguramente muchas vienen a ser supremamente emocionales, como el hecho de que la primera vez que me monté en un avión volé en un avión de Avianca, pero a la hora de la verdad eso solo viene a ser un lindo comercial, nada más.
Si uno reflexiona, seguramente se va a dar cuenta que el tiempo nos hace nostálgicos frente a cosas que pueden ser negativas, como puede ser el caso de una relación tóxica. Creo que eso mismo nos sucede con Avianca. Tenemos lindos recuerdos de lo que fue, pero eso no evita que hoy las cosas sean distintas.