Si no sabe de ciclismo no hable. Su afición por el fútbol no lo habilita a hablar del más desconocido y difícil de los deportes. El “yo que voy a saber guevón” de Rigo pasó a la historia no por la groseria sino por la verdad que encierra. Ningún ciclista, por más consultas que pueda hacerle a la microcomputadora incrustada en su máquina, puede saber a ciencia cierta cómo está su cuerpo. Nairo no es la excepción. Un supercampeón como él, uno de los pocos ciclistas que ha logrado ser podio en las tres grandes vueltas, segundo del Tour a los 23 años, no sabe en este momento si tiene las fuerzas necesarias para ganar la carrera más importante del mundo. Su primera lucha en la montaña fue buena. Nairo apenas ha corrido 25 días. Froome y Doumolin, sus rivales directos, llevan el doble. Era de esperarse que el cuerpo de ellos, más habituados a esta altura de la temporada a la tortura de andar diariamente 250 km, iba a responder mejor. Nairo apenas se está soltando y esta vez solo perdió 30 segundos con ellos. Le descontó casi un minuto a Landa y demostró que es el líder indiscutido del Movistar.
Está noveno, con las posibilidades intactas, ad portas de su gran cita con su puerto preferido, el Alpe de Huez. Sin embargo, el palo que le han dado en redes no tiene nombre. Le dicen que es un perdedor, que es una mentira, que no tiene valor, coraje. Nairo no está obligado a ganar el Tour por el simple hecho de que ningún suramericano lo ha logrado. Nairo es el mejor ciclista de la historia de este continente, por encima de Greg Lemond y de esa farsa de Armstrong. Nairo se ha preparado a conciencia para reventar la carrera en la tercera semana, en donde el esfuerzo del Giro le pasará factura a Froome y Doumolin. Basta ver la general para estar tranquilo. Corredores como Nibali, que han tenido una preparación parecida a la suya, van por detrás de él. Así que tranquilos, barras bravas, que esto no es fútbol.
Nairo se ha preparado a conciencia
para reventar la carrera en la tercera semana,
cuando el esfuerzo del Giro le pasará factura a Froome y Doumolin
Hablando de eso, la Selección Colombia nunca ha conseguido los triunfos a los que nos tiene acostumbrados esta generación de ciclistas. Sin embargo, quedar noveno en un mundial da para hacerle un recibimiento apoteósico donde se llenó hasta El Campín. El fútbol, con lo mucho que me gusta, no se parece en nada al esfuerzo que debe entregar un ciclista. Los sueldos tampoco se le parecen. Un ciclista si gana el Tour se embolsa USD 500 000, una cifra ridícula si se le compara a lo que gana James en una temporada. Además, cualquier roce en noventa minutos hace que James se lesione de gravedad hasta el punto de perderse una cita tan importante como es un Mundial de Fútbol. Nairo en cambio parece de hierro. Nunca se ha lesionado y su peor posición en gran vuelta fue el décimo segundo lugar en el Tour del año pasado. Una proeza que pocos ciclistas han conseguido.
Y si fracasa, que fracase, mano. No importa. A él todo el respeto y admiración. Ya se puede retirar Nairo y será el mejor corredor de la historia de nuestro ciclismo… hasta que Egan Bernal cumpla 23 años.
