En un interesante libro titulado Celebraciones centenarias. La construcción de una memoria nacional de Colombia, de Raúl Román Romero —historiador y profesor de la Universidad Nacional de Colombia—, hay un capítulo dedicado a mostrar que el 20 de julio, día de la independencia nacional, fue la invención de una tradición y que apenas a inicios del siglo XX, concretamente “a partir de 1907, el gobierno institucionalizó un mecanismo para organizar e imponer en el país la celebración del 20 de julio con las características de una conmemoración nacional”, fiesta que se realizó por primera vez en el país, con toda su pompa oficial, en 1910, al cumplirse su primer centenario.
El historiador Román Romero en su libro escribe que: “En los años inmediatamente posteriores a la independencia de Colombia no existen indicios contundentes de que el 20 de julio fuera definido como el día o la fecha de independencia del país”. Además, continúa expresando: “La imposición del 20 de julio alcanzó su reconocimiento como fecha de la fundación de la República e independencia nacional en el siglo XX, sobre todo, por la necesidad que tenía el gobierno en las primeras décadas de este siglo de consolidar la quebrantada unidad nacional”.
Aunque en el primer gobierno del dirigente radical, Manuel Murillo Toro, en 1864, se había decretado el 20 de julio como “Fiesta nacional”, como lo reafirma el presidente Murillo en una intervención suya en la Plaza de Bolívar al conmemorar esa fecha: “Cincuenta y cuatro años hace que un día como el de hoy, nuestros padres, reunidos en la plaza de esta ciudad, animados por el ingénito sentimiento del derecho, se insurreccionaron contra la despótica autoridad que sojuzgaba esta hermosa región del globo, y dejaron audaces, de lo que se llamaba virreinato de la Nueva Granada, un pueblo independiente y libre. ¡Que el 20 de julio de 1864 venga a ser para las generaciones venideras de una significación tan grande como el 20 de julio de 1810!”. Fiesta que en esos momentos no tuvo esa raigambre nacional y no se pudo extender a todo el país, quedando su celebración, circunscrita a Bogotá y a poblaciones de la región Andina.
Una de las razones que se tuvo para la resistencia de muchos sectores y dirigentes para no aceptar el 20 de julio como fecha de la independencia de la nación, fue el hecho que ese día de 1810 no se rompió en realidad con la corona española, como se observa en uno de los apartes del Acta de la Revolución de Independencia: “que protesta no abdicar los derechos imprescriptibles de la soberanía del pueblo a otra persona que a la de su augusto y desgraciado monarca D. Fernando VII, siempre que venga a reinar entre nosotros quedando por ahora sujeto este nuevo gobierno a la Suprema Junta de Regencia interín exista en la península”. Motivo por el cual presidentes de la República como el caso del general Tomás Cipriano de Mosquera se opusieran a su celebración, como se observa en la carta de respuesta a la invitación que le hiciera el alcalde de la población de Coromoto en Santander, para que asistiera a la celebración del 20 de julio:
Señor jefe municipal. En contestación a su atenta carta debo decirle a usted que jamás, ni como magistrado ni como particular he reconocido como efemérides nacionales el acto que tuvo en Bogotá el 20 de julio de 1810. Si debe celebrarse como efemérides memorables el primer pronunciamiento revolucionario que se hizo en el antiguo Reino de Granada correspondería al que tuvo en Quito en 1809. Pero forzados a contraernos a lo que hoy es territorio de Colombia debería celebrarse el 22 de mayo de 1810 en que tuvo lugar la deposición del gobernador de Cartagena, brigadier Montes, y el establecimiento de un gobierno provisorio en aquella plaza fuerte que tuvo gran influencia política en todo el Virreinato y fue secundada en Pamplona el 4 de julio de 1810.
Miguel Antonio Caro, dirigente conservador, varias veces mandatario de Colombia, en el periódico El Tradicionista de julio 23 de 1872, anotaba: “Tal fue el importante movimiento de 1810, movimiento grandioso y fecundísimo pero constitucional y monárquico, no republicano ni de independencia. Legalizóse, y ratificáronse sus principios por la constitución monárquica de 1811, cuyo imperio se extendió hasta el 16 de julio de 1813. Entonces, solamente entonces se declaró la independencia propiamente dicha. El Estado, de monarquía que era, se constituyó en forma democrática …, y hemos concluido que el 20 de julio no es aniversario de independencia, porque entonces no se proclamó independencia ni del nacimiento de la república porque la forma monárquica subsistió hasta 1813”.
Con la expedición de la Ley 60 de mayo 8 de 1873 por parte del gobierno central, se trató de darle un carácter oficial y nacional a la fecha del 20 de julio, al señalar en su artículo primero: “Declárase día festivo para la república el 20 de julio, como aniversario de la proclamación de la independencia en 1810”. Pero ante a la autonomía con que se revestían a los nuevos Estados soberanos y a las contradicciones que se dieron entre ellos, fue imposible imponer esa fecha nacionalmente.
Además, se chocó con la serie de conmemoraciones patrióticas provinciales que se daban en la Nación, como los levantamientos populares del 22 de mayo de 1810 en Cartagena, el 4 de julio de 1810 en Pamplona, el 9 de julio de 1810 en el Socorro, y las declaraciones de independencia, del 6 de agosto de 1810 en Mompós, el 15 de agosto de 1810 en el Socorro, el 11 de noviembre de 1811 en Cartagena y la del 10 de noviembre de 1820 en Ciénaga.
La ciudad donde hubo una mayor oposición a que se reconociera al 20 de julio de 1810 como fecha de la independencia nacional fue Cartagena. El historiador Román en su libro expresa que a dos meses antes de que diera lugar el centenario del 20 de julio, el 22 de mayo de 1910, un grupo de intelectuales del departamento de Bolívar, emitió a través de la prensa bogotana un telegrama con el cual felicitaban a sus compatriotas cartageneros por el “glorioso centenario” de la independencia del país: “Hoy hace cien años ilustre cabildo antigua provincia de Cartagena de Indias dio con ejemplar entereza carácter, primer paso hacia absoluta independencia; cien años hace Nueva Granada escuchó jubilosa, primera voz libertad, que tuvo resonancias inmortales en 14 de junio, 20 de julio y culminó con mayor esplendor el 11 de noviembre de 1811”. En el periódico El Porvenir de Cartagena de julio 15 de 1910, se publicaba un artículo, donde se atacaba a la fecha del 20 de julio: “El 20 de julio no fue más que una de esas comunes algaradas de nuestro pueblo, excitado por una bofetada que un criollo dio a un Chapetón, excitación que llegó al delirio y que hizo reunirse un cabildo abierto, el cual no proclamo la separación del virreinato, sino que reconoció al muy amado Fernando VII como rey de España, Bogotá no proclamó su independencia sino, el 16 de julio de 1813”.
Ante esta situación, el gobierno nacional utilizó todos los medios a su alcance para que las élites en cada departamento, incluida la de Cartagena, reconocieran el 20 de julio de 1810 y después el 7 de agosto de 1819, como las fechas de la independencia y constitución de la República y en la necesidad de su conmemoración nacional, de esta manera el 11 de noviembre de 1811 fue ocupando poco a poco un papel secundario en la conformación de la nación.