Yeni Carolina Salgado tenía 15 años. Estudiaba en el colegio distrital Néstor Forero Alcalá, en Engativá. El jueves 8 de noviembre de 2007 llegó con sus compañeros de colegio al Cici Aquapark, el único parque acuático que había en Bogotá, ubicado en al lado del parque Salitre Mágico. Los pelados estaban felices. Yeni Carolina se desvaneció después de haber salido de un tobogán.
La muerte de Yeni Carolina Salgado fue el primer gran golpe que recibió el Cici Aquapark, que era una de las inversiones más importantes del grupo Mágico, propietarios de todo el complejo recreodeportivo. El lugar, que contaba con más de 20 piscinas climatizadas y muy visitadas por los bogotanos que tenía allí la opción de nadar sin salir de la ciudad y precios cómodos, fue cerrado por unos días, mientras se adelantaba la investigación de aquella triste muerte.
Siete años después, en 2014, otra tragedia enlutó al aquaparque. Manuel Javier Arévalo Sierra, de 35 años, que el 6 de abril, llegó muy temprano al lugar para celebrar el cumpleaños número ocho de su hijo. Todo marchaba bien, dijeron los familiares de Manuel Javier, hasta que los motores de la piscina de olas fueron encendidos y el hombre, administrador de un almacén Olímpica de Bogotá, se metió en la atracción, una de las preferidas del público del Cici. Manuel Javier no salió con vida de aquel lugar, al que le llovieron críticas y demandas porque decían que el hombre de 35 años había muerto por culpa de la falta de atención de emergencias del lugar.
En abril de 2014 fueron cerradas las puertas del emblemático sitio que se estaba convirtiendo en una insignia de la recreación bogotana. El grupo dueño de la atracción acuática nunca dio razones para su cierre. Cuando se les preguntaba el por qué el lugar continuaba cerrado, solo decían que se trataba de adecuaciones. Hoy la edificación está abandonada, al parecer hay proyectos para hacer ahí una extensión del Salitre Mágico, pero al día de hoy es solo un fantasma de diversión que se quedó con dos muertos a sus espaldas.