El 10 de abril de 2019 el partido Alianza Verde definía a través de una consulta en la que participaron poco menos de tres mil personas su candidata a la alcaldía de Bogotá, Claudia López, una figura que para ese entonces tenía un reconocimiento en la ciudad superior al 85%, (Encuesta Invamer 4 de mayo de 2019*) sustentado en el éxito de la consulta anticorrupción, que más allá de toda duda, tenía la impronta de la entonces ex senadora por doquier. Sumado a esto, su conocido arrojo y sus polémicas formas la fueron posicionando en el lustro final de la década pasada como una de las figuras políticas que más atraía la atención de los medios de comunicación del país.
Por otra parte, el 23 de abril del mismo año, Carlos Fernando Galán anunciaba su candidatura al segundo cargo de elección popular más importante de Colombia, obteniendo a los pocos días en la misma encuesta de Invamer un nivel de reconocimiento en la capital cercano al 65%. Fruto de su trayectoria como Senador y Concejal de Bogotá. Por supuesto, el apellido del hijo Luis Carlos Galán jugó - y sigue jugando- un rol central en su nivel de reconocimiento político.
Así pues, hace cuatro años por esta misma época se calentaba la carrera por el Palacio de Liévano con dos “gallos”, o más bien un gallo y una galla - ¿o gallina?- que no solo eran personajes políticos reconocidos en la nación, sino que, como venía pasando en los últimos 30 años la candidatura en Bogotá –al menos la que tuviera chance real- seguía “reservada” para mujeres y hombres que encerraban en sus perfiles políticos un bagaje y una talla que los ponía como constantes focos de atención de la actualidad política nacional, unos primus inter pares que más allá de sus filiaciones ideológicas, posiciones democráticas o actuaciones públicas daban el realce y la importancia que debe tener una elección como la de Bogotá, pues como ya se ha dicho, no es nada más ni nada menos que el segundo cargo más importante del país.
El panorama hoy es bien distinto al de ese abril-mayo del 2019. A la fecha solo han levantado la mano en esta carrera Juan Daniel Oviedo, Carlos Carrillo, Guillermo Alfonso Jaramillo (que ya se bajó para ser Ministro), Rodrigo Lara, María Fernanda Rojas, Martín Rivera, Diego Molano y Lucía Bastidas. Todos hombres y mujeres con trayectoria, si, con procesos en la capital, también, diversos y de orillas distintas, cierto, pero con un común denominador preocupante: Ninguno de los que ha sido medido – y apuesto a que los que no han sido medidos tampoco - se acerca siquiera al 40% de reconocimiento en la capital (Centro Nacional de Consultoría, 1 abril 2023).
A los personajes políticos de talla nacional parece ya no importarles la elección en Bogotá, ya ni quieren “usar” la plataforma de la candidatura para proyectar un ejercicio propio a la presidencia. Y esto podría parecer irrelevante, pero ¿Es irrelevante que la elección en un territorio que tiene un PIB mayor al de Uruguay y Paraguay juntos esté tan desaparecida en la agenda de la nación?, peor aún, ¿tan desaparecida en la agenda de la misma ciudad?
Si me preguntan hoy: ¿La talla política de los candidatos importa? La respuesta es un rotundo SI.
¿Qué opinan ustedes?
(*)Tomado de: https://www.semana.com/nacion/articulo/encuesta-sobre-candidatos-a-la-alcaldia-en-las-principales-ciudades/612494/
