Después de ciertos acontecimientos de naturaleza impredecible que han ocurrido en mi corta pero sustanciosa vida, me he podido dar cuenta que la persona humana, a pesar de tener una vasta gama de conocimientos, parece no contar con la capacidad de interpretar los mismos.
Por lo general, cuando estamos frente a una adversidad, nos preguntamos "por qué a mí", en lugar de cómo resolver el problema; ya me entienden, cosas de seres humanos.
Si hiciéramos lo anteriormente nombrado, nuestros líos se degenerarían en cuestión de su valía e impacto, pues seríamos capaces de resolverlos con mayor facilidad, debido a que tendríamos un sinfín de soluciones en mente; claro está, todo dependerá del poder de interpretación que ante cada situación tenga la persona.
Así pues, es menester recalcar que esto no se refiere a la vulnerabilidad o invulnerabilidad del ser humano, puesto que existirán situaciones que pondrán en tela de juicio tal planteamiento, y por tanto tendrán la capacidad de permear la psicología humana y afectar la forma de enfrentar los problemas, ya dependerá del poder mental de cada individuo para zafarse de cada problemática situación.
Ahora bien, a lo largo de la vida útil e inútil del ser humano se presentan un sinfín de problemas y controversias, unas más o menos superables que otras, pero, al final del día la gallardía y la entereza de la persona han de primar.
Los sentimientos de valentía per se no resolverán los problemas, solo serán superables si la persona tiene confianza plena en sus convicciones y su filosofía de vida, la cual debe centrarse en qué soluciones son las más factibles para resolverlo.
Por lo tanto, se deberá dejar inexorablemente de lado el arcaico pero casi siempre inevitable cuestionamiento de: ¿por qué a mí me pasan estas cosas?
Nos guste o no, los problemas, al igual que las controversias, siempre estarán ahí, nunca se irán, en parte, porque le dan sentido a la vida, y nos inspiran a ser mejores cada día. Lo que se va a sobreponer a los problemas será nuestro poder de convencimiento en que estamos haciendo las cosas bien.