La caficultura colombiana está viviendo una situación difícil por los contratos de venta de café a futuro. Los incumplimientos, dada la gran diferencia entre el precio pactado y el que rige al momento de entregar el grano, comprometen legalmente a productores y cooperativas —afectando incluso la sostenibilidad de algunas de ellas— y están teniendo un costo reputacional a nivel internacional.
El pasado 10 de noviembre, en el Ministerio de Agricultura se llevó a cabo una reunión entre esta entidad, la Federación Nacional de Cafeteros y dirigentes gremiales del café entre los que se encuentran Dignidad Agropecuaria Colombiana y Dignidad cafetera, organizaciones sociales que reúnen a diversos productores agrícolas y cafeteros del país. Además, estuvieron presentes miembros de la Contraloría General de la República, de la oficina de asuntos cafeteros del Ministerio de Hacienda y el responsable de la cadena agrícola del café del Ministerio de Agricultura.
La agenda giró en torno a los contratos de venta a futuro de café, los cuales implican a los productores, las cooperativas de caficultores y los recursos del Fondo Nacional del Café, que son administrados por la Federación Nacional de Cafeteros (FNC).
Contratos a futuros del café
El tema trasnocha tanto a productores y cooperativas como a la FNC. De acuerdo con Dignidad Agropecuaria, los contratos fueron pactados sin conocer los fenómenos climáticos que se vienen presentando en el país, así como tampoco previeron la posibilidad de hacer ajustes en momentos como el que se vive actualmente, cuando los precios del café colombiano superan lo pactado previamente.
Las negociaciones de ventas a futuro del café son lideradas por la FNC, con el respaldo de los recursos públicos del Fondo Nacional del Café, los cuales administra.
En los contratos a futuro se pactaron precios de venta que resultaron muy inferiores a los que han regido al momento de la entrega del café. Esta situación ha conducido a un incumplimiento por parte de algunos productores, quienes argumentan que, de entregar el grano en esas condiciones, verían reducidas sus utilidades a menos de la mitad.
De acuerdo con Óscar Gutiérrez, director ejecutivo de Dignidad Agropecuaria, el precio futuro de la carga de café fue negociado entre $950 mil y $1,02 millones por carga de 125 kilogramos. Si bien esos precios representaban un buen negocio al momento de firmar el contrato, cuando los costos de producción oscilaban entre $820 mil y $850 mil por carga, en la fecha de entrega el precio del grano se encontraba casi al doble del valor pactado, e incluso más, relata Gutiérrez.
Para Gutiérrez, este tipo de contratos son altamente especulativos y de alto riesgo, especialmente teniendo en cuenta que muchos de los caficultores cuentan con una baja escolaridad, tienen acceso restringido a la información, perciben bajos ingresos, están endeudados y difícilmente dimensionan las implicaciones de firmarlos, tanto en términos legales como del impacto que tiene su incumplimiento en la institucionalidad cafetera.
Un problema para las cooperativas
Muchos productores, al ver que podrían dejar de ganar cifras importantes con los contratos de venta a futuro, decidieron no entregar las cargas de café pactadas a las cooperativas, entidades que a su vez deben entregarlas a la FNC para cumplir los compromisos adquiridos con los compradores internacionales. Esta cadena de hechos terminó poniendo en aprietos tanto a las cooperativas como a la FNC. Y, en algunos casos, también podría tener implicaciones legales para los productores.
Según información publicada por la Federación Nacional de Cafeteros, estas son las implicaciones del incumplimiento de una venta a futuro:
“Incumplir los compromisos de una venta a futuro da lugar a que la parte afectada pueda reclamar por la vía judicial, mediante un proceso ordinario y/o ejecutivo los perjuicios que dicho incumplimiento le cause. Así mismo, en caso de que se hubieran pactado sanciones por incumplimiento en el contrato, se podrán imponer multas por retraso, hacer efectivas cláusulas penales, entre otras”.
A lo anterior, la Federación añade: “De esta manera, tanto la Cooperativa como el caficultor deben hacer exigible el cumplimiento de lo pactado y se aplicarán las penalidades correspondientes de los contratos. Por otro lado, el incumplimiento de una venta a futuro puede dar lugar a que se cierre la posibilidad de acceder a esta herramienta de comercialización de nuevo”.
Negocios en un ambiente de desconfianza
De acuerdo con Óscar Gutiérrez, no se conoce bien cuántas fueron las cargas de café negociadas, pero se cree que se trata de un volumen importante. Hay quienes hablan de negocios hasta por 100 millones de dólares, pero “la FNC nunca ha informado con transparencia a los cafeteros cómo están las cuentas y menos cuánto fue lo que negoció”, asegura.
“En una actitud que sorprende, la Federación de Cafeteros, una vez detectado que se iban a presentar grandes faltantes en la entrega de café a las cooperativas y de estas al Fondo Nacional del Café, no hizo nada para corregir los errores y dejó que la situación se profundizara causando, de esa manera, más daño económico a las cooperativas y a los caficultores —que se supone son la razón de ser de la organización gremial— y al Fondo Nacional del Café”, se puede leer en el comunicado de Dignidad Agropecuaria.
Según lo informado en la reunión que se realizó en el Ministerio de Agricultura, la Contraloría General de la República está adelantando una auditoría fiscal a los recursos del Fondo Nacional del Café, con miras a que los actores involucrados en el tema puedan hacer una evaluación del problema y conocer las responsabilidades de los implicados en este asunto.
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