He buscado todos los espacios editoriales ante lo que yo personalmente considero era la lenta agonía de la salsa y lo que alrededor de ella se mueve en el contexto caleño. Pues el Consejo Nacional de Patrimonio del Ministerio de Cultura, gracias a la insistente labor realizada por el secretario de Cultura de la sucursal del cielo, Ronald Mayorga, ha conectado un respirador a la moribunda industria y como regalo a nuestra Cali en sus 486 años, declarando la Salsa Caleña como Patrimonio cultural e inmaterial de la nación.
¡Tamaño ragalazo!, pues no solo es un divertimento dialógico para decirnos lo que ya sabemos: que Cali es la capital mundial de la salsa, sino que establece y ordena a los gobiernos locales -esta vez de la mano de los gobiernos nacionales-, establecer mecanismos para salvaguardar todo lo que en dicha esfera cultural se mueva: orquestas, eventos, escuelas, modistas, zapateros, aguelulos, coleccionistas, melómanos, académicos, libreros, Djs, luthiers, escritores, cultores, bares y discotecas, etc; bueno, eso es lo que uno espera.
La explosión inexorable de las nuevas tecnologías, la pandemia y los consabidos errores del gobierno Duque para enfrentarla, la desidia de los gobiernos locales, así como la aparición de nuevos ritmos en la última década, han sido alicientes para la generación de una crisis del género que jamás imaginamos vivir.
De allí que la declaratoria del Ministerio de Cultura puede convertirse en una tabla de salvación que bien aprovechada, puede explotarse positivamente por nuestros gobiernos locales quienes son los primeros obligados a cumplir con la declaratoria que a la vez se convierte en mandato: traducido al español, es un instrumento jurídico y político mediante el cual se protege la manifestación de la salsa como patrimonio con unos lineamientos generales que hay que seguir, no es “mamadera de gallo”.
Para llegar a esta declaratoria se debió agotar un tedioso proceso: un equipo de investigadores de la Secretaría de Cultura de Cali construyó un minucioso documento que se debía presentar a contrarreloj a mediados del mes de julio como requisito fundamental para su aprobació, el cual, venía siendo desarrollado desde hace 9 años pasando por las administraciones de Rodrigo Guerrero, Maurice Armitage y por supuesto, Jorge Iván Ospina. De allí salió el Plan Especial de Salvaguardia (PES) que, en resumen, es una herramienta de política pública que tiene, en principio, una duración de cinco años con siete líneas estratégicas de salvaguardia a favor de todo el sector de la salsa.
Para analizar la importancia de esta declaratoria, tuve una charla amena con el escritor, investigador y gestor cultural Umberto Valverde, biógrafo de Celia Cruz, miembro de la Junta directiva del Museo de la Salsa Jairo Varela y director artístico del mismo, quien refiere la importancia del suceso:
- “A primeras luces puede ser visto como un saludo a la bandera, pero puede ser la oportunidad de rescatar uno de los elementos más importantes de nuestra ciudad y que fue tristemente, la más golpeada durante la época de la pandemia”.
Valverde rememora:
- “Cali históricamente se ha caracterizado por su diversidad cultural desde los años 50s. La música cubana era la más recurrente entre los sectores populares, mientras que las clases más acomodadas junto a la clase media, escuchaban música bailable, rancheras y tangos. Eso da cuenta de nuestra diversidad musical, la cual toma un elemento identitario a partir de finales de los años 60s con la aparición de la salsa y desde allí, Cali se volvió Salsa, así algunos “especialistas” se empecinen en afirmar lo contrario”. De esta afirmación, Umberto Valverde se apoya para plantear que la principal importancia de esta distinción es la necesidad del rescate de la memoria de la salsa caleña.
Pese a ello, tanto el escritor como éste, su servidor, coincidimos en la necesidad de la unión de los gremios salseros para el cumplimiento de los fines establecidos en la declaración, o de lo contrario, todo se habrá quedado en eso, en el papel. También coincidimos, acuñando un poco a la nostalgia de aquellos que ya no están, en que si hay alguien que debió vivir este día fue Jairo Varela Martínez, fundador del gran Grupo Niche y quien internacionalizó nuestra salsa de manera magistral: Jairo, esto es para vos donde quiera que te encuentres.
Y mi ñapa: No puedo dejar pasar este día sin felicitar a nuestra hermosa sucursal del cielo en sus 486 años de fundación, a su pasado y su presente; a Jovita, ‘Garabato’, Riverita, 'Yotecuro', y 'Boca de Túnel'; a los hinchas del legendario Boca de los años 50s, del Deportivo Cali y de mi América del alma. A todos sus pobladores que cada vez que asomo por allá me hacen sentir como uno más, como “el rolo más caleño que puede existir”. Feliz cumpleaños Cali bonita, poque ¡Cali es Cali señores…lo demás el Loma!