Así como como los antiguos profetas bíblicos, las beligerantes y solapadas izquierdas, además de ateos, materialistas dialécticos e irresponsables libertarios, permisivos se rasgan las vestiduras, prorrumpiendo en ayes lastimeros e hipócritas las objeciones que de la ley estatutaria de la JEP hizo el presidente Duque y su deseo de que mediante un acto legislativo se reformen varios vórtices de impunidad y burla del Estado de derecho, acolitado por el nefasto, oscuro y perverso gobierno anterior.
Ante esta posición decorosa de nuestro actual mandatario se escuchan las airadas protestas de los apocalípticos de la guerra que señalan que el espurio proceso de paz ha sido herido de muerte. Ante esto, nos preguntamos: ¿herido o ajustado a sus justas proporciones?, ¿al principio de legalidad o al Estado de derecho? ¡Nada más equivocado y absurdo! Las bases guerrilleras pueden estar tranquilas, el proceso y acuerdo de paz continúa para ellos. Que tiemblen los atilas salvajes, protagónicos de los crímenes de lesa humanidad, que irónicos y socarrones se burlan miserablemente de las víctimas y siguen delinquiendo.
El tribunal de la JEP es un endriago, un monstruo mítico, una especie de hidra judicial que acabó con la organización jurídica de nuestra nación, que dotado de omnímodo poder desplazó la Corte Suprema de Justicia para satisfacer a los actores farianos, otorgarles impunidad y toda la parafernalia de privilegios. Además, su legislación es soslayadamente benigna y sinvergüenza para los criminales y victimarios, mas no para las víctimas. Se trata de ajustar este sainete, este remedo de justicia al ordenamiento jurídico de nuestro Estado.
Ya las Farc, debido al azufroso y diabólico personaje (Juan Manuel Santos), continúa su permeabilización de la sociedad colombiana, ahora desde las ciudades, enquistándose más y utilizando los ardides del zorro hasta lograr hacer metástasis en el tejido social, con partido político y brazo armado. ¡Un negocio perfecto! Al mejor estilo del teórico marxista Antonio Gramsci.
Ya tienen suficiente arsenal y munición los opositores del gobierno Duque, quienes se lanzarán a las calles, a la plaza pública, a los medios santistas mermelados a desinformar con perversidad plena, desestabilizar, generar caos y anarquía. Será el vehículo y el medio perfecto para oxigenarse, sacando adelante el proyecto de la famosa papeleta “pro-paz” a hacerse valer en las próximas elecciones para torpedear la reforma JEP.
Ya veremos y oiremos a los abuelos vocingleros De la Calle y Horacio Serpa, los taconazos histéricos de Gaviria en la plaza pública, las jacobinas Claudia López, Ángela López, Aida Abello, etc, los cristos crucificados, los viscosos y oportunistas roys y robledos, y por supuesto el pirómano de pirómanos, el incendiario mayor, Gustavo Petro. El presidente actúo como tenía que hacerlo, apegado a la ley, al orden institucional y jurídico de la nación. Independientemente de lo que suceda, no cohonesto con dicha figura y quedará a la posterioridad su acto responsable.
