Por supuesto nunca invitaría a alguien a votar por un candidato en particular, más cuando represente el autoritarismo y la política del “todo vale”. Mi conciencia ciudadana me invita a considerar el voto en blanco, por más que hasta el propio registrador sugiera que puede resultar inútil. Sin embargo, experimento un enorme temor de que se esté repitiendo la historia de hace 4 años. Aún recuerdo con escalofriante estupor las posiciones y promesas realizadas para aplastar la honestidad y humildad del candidato Mockus: comprometerse a desmontar el 4 x mil, mantener la seguridad democrática, firmar en piedra que no se impondrían más impuestos, augurar reformas y mejoras inalcanzables, y la lista sigue...
Inclusive recuerdo como el hoy candidato presidente, apoyó con espasmosa frialdad la frase del entonces presidente: “esto no es flor de un día, esto no es un esfuercito de caballo discapacitado”, evidentemente aludiendo a los problemas de salud del doctor Mockus
¿Qué pensará 4 años después Uribe por haberse atrevido a hablar así de un personaje tan ilustre, para defender a quien hoy es su más acérrimo rival? ¿Qué pensará 4 años después Santos por haberse atrevido a apoyar esta frase, cuando a él lo están aquejando severos problemas de salud y aun así quiere la reelección?
Evidentemente ninguna de esas promesas se cumplió. Pero lo que más me asusta, es que basta con encender el televisor para verse invadidos por inquietantes comerciales, en los que el presidente candidato hace varias apreciaciones y promesas de la misma naturaleza de las de hace 4 años (bastante inverosímiles); ante las cuales de inmediato me surgen inquietudes similares a las de entonces:
1. Si la salud ya es un derecho: ¿Entonces por qué se están cerrando tantas IPS y cada vez están más atiborradas las otras? ¿Cómo evitar el paseo de la muerte si cada vez el servicio es más limitado y precario?
2. Si hay mejoras actuales y venideras en educación: ¿Entonces por qué los resultados en las pruebas PISA son tan alarmantes para Colombia? ¿Cómo prestar tanta atención a la ampliación de cobertura cuando la calidad es nuestra peor deficiencia?
3. Si se han creado empleos para una población similar a la de Medellín, y se crearán dos y medio millones de empleos adicionales: ¿Consideran estas mediciones y proyecciones las alarmantes cifras de subempleo que hacen que tengamos que ver invadidas nuestras calles para que nuestros compatriotas mejoren sus condiciones de vida? ¿Cómo es que el DANE nos dice que el desempleo gira alrededor de un dígito, si hay tanto aun por hacer?
4. Si las madres no están dispuestas a prestar sus hijos para la guerra: ¿Cómo se sentirán las madres de quienes hoy en día son soldados y ya tuvieron que “prestar sus hijos para la guerra”? ¿Qué sentirán las madres de las víctimas de falsos positivos, que durante el ministerio de defensa de uno de los candidatos y la presidencia del mecenas del otro, perdieron sus hijos sin ni siquiera “haberlos prestado para la guerra”?
Nos venden un país en bonanza y en franco avance hacia el futuro, pero qué pasa con algunas situaciones que por el contrario muestran una evidente desmejora. Por citar algunos problemas que se me vienen a la cabeza rápidamente: paros campesinos, engañosa reforma a la justicia, precario sistema educativo, crisis carcelaria, carrusel de la contratación, desventajosas negociaciones de los TLCs, parapolítica, “yidispolítica”, mermelada política, falsos positivos, inalcanzable reforma a la salud, chuzadas ilegales, corrupción militar, fraudes electorales, Cajanal, Interbolsa, y nuevamente la lista sigue…
Todos estos problemas, me hacen pensar que el actual candidato presidente y su extenso sequito de amantes de la mermelada; o han trabajado poco, o se han pasado los últimos 4 años en campaña; o que posiblemente el largo y autoritario gobierno previo al suyo, no hizo las cosas tan bien como publicitan. A propósito de publicidad, me pregunto: ¿De dónde saldrán los enormes recursos necesarios para invertir en las hostigantes campañas publicitarias en las que ambos candidatos se atacan? ¿No se dan acaso cuenta que atacándose el uno al otro se están atacando a sí mismos? ¿Será que a algunos periodistas les interesa que este absurdo chismorreo siga para continuar engordando los bolsillos de los propietarios de los canales privados? ¿Cuándo trabaja el poder ejecutivo y hasta el legislativo, si como parece se la pasan gran parte del tiempo haciendo campaña?
Por estos días, vemos como la abrumadora publicidad en nombre de la paz, favorece al presidente candidato, quien la hace aparecer como bandera exclusiva, llegando inclusive a afirmar con descaro que el otro candidato prefiere la guerra. En muchos casos dicha publicidad se hace incluso a nombre del estado, como si no se tratase de propaganda de campaña; repitiendo la historia de hace 4 años cuando aludiendo a la burlesca metáfora de “los huevitos”, que solo podían ser empollados por uno de los candidatos, se ponía claramente las maquinarias del estado en favor de una campaña y en contra de la otra.
En elecciones pasadas recuerdo haber votado casi siempre por el candidato menos malo, o incluso pensaba que en las elecciones presidenciales de 2010 había asistido al más macabro de los espectáculos políticos, observando como el país desaprovechaba una gran oportunidad, al creer las inverosímiles mentiras y promesas que nunca se cumplieron. Sin embargo considero que estas elecciones son de lejos las más despreciables que he presenciado, y espero que a los colombianos nos quede claro lo rastrero e inescrupulosos que pueden llegar a ser los políticos: presionando para que los beneficiarios de las viviendas gratis voten por un candidato en particular, posiblemente inventando aportes o videos para desprestigiar al otro candidato, contratando o desenmascarando falsos pseudo-hackers, maquillando cifras para aparecer como el mejor y hacer aparecer al otro como el peor; e incluso sumando a la larga lista de vicios y defectos de los políticos, algunos que no eran muy comunes en esas esferas, como la deslealtad y la traición por el mecenas que lo subió al poder; llevando de esta forma los antivalores políticos a un nuevo nivel de descomposición.
Todo esto pone en evidencia lo inútil de los debates de los candidatos en el país, pues hasta ahora solo han sido usados para engañar a los electores; y por supuesto, para que los canales privados recauden dinero acusando su cuota de aporte a la sociedad, supuestamente permitiendo al electorado conocer las propuestas. Lógicamente, siento envidia de la buena de los países que eligen a sabios disfrazados de hechiceros para regir su destino, y me siento frustrado por países como el nuestro que son gobernados por lobos mentirosos, disfrazados de borregos parlanchines; o por terratenientes autócratas disfrazados de poetas adictos al trabajo.
Nuestra responsabilidad ciudadana no consiste en considerar si nuestro voto es inútil o no; o en votar por un candidato pretendiendo desfavorecer al otro, traicionando de esta forma nuestras convicciones y principios. Tan solo en esta ocasión, no saldré a votar pensando en lo que dijeron los candidatos, sino en lo que es posible que hagan con base en su pasado y su trayectoria; y si ninguna de las dos opciones me convence, votaré en blanco. De esta forma, en lo personal y al menos por esta vez, espero “que la historia no se repita”.