Partamos un hecho investigado incluso por la ciencia reciente: usted es de izquierda o derecha. Si entendemos estos conceptos dentro de su contexto real, sin apasionamientos ni gritos. Usted es de izquierda o derecha política, los que dicen ser de “centro” son indecisos que en época electoral se inclinarán hacia una u otra orilla o, simplemente, no saldrán a votar.
Y lo mejor es que usted está en todo su derecho de sentir afinidad por la izquierda o la derecha política. Que hayan exterminado un partido político, que asesinen líderes sociales por considerarlos de izquierda o que, en nombre de la izquierda hayan minado todo un país, son los exabruptos de un modelo político trastornado desde los años cincuenta que, escudado en el discurso de intereses particulares ha enviado al pueblo a matarse, literal y verbalmente. Pero si usted como ciudadano reflexiona sobre su necesidad inevitable de sentirse cercano a los postulados de estas vertientes políticas, favor leer para saber que son, antes de salir a gritar o postear en redes insultos sin fundamento, sabrá que los individuos, como seres políticos se sienten en menor o mayor medida representados por ellos. Sentir que el proletariado debe tener mejores condiciones, que la protección del medio ambiente es esencial y que se deben reemplazar los combustibles fósiles por energías alternativas; defender la igualdad de género, descartar el racismo, aceptar las diferencias sexuales o promover la ciencia por encima de cualquier dogma, exigir educación y protección de la empresa pública, lo ubica a usted más cerca de uno de estos escenarios políticos. Sentir que la competitividad, las tradiciones, los dogmas, la empresa privada; el libre mercado, las clases sociales son componentes irrebatibles de una sociedad, lo ubica en el otro.
Y está muy bien que usted piense así, que se identifique, se instruya y debata sobre la mejor opción política en su país, pero conservando los limites, las fronteras donde termina usted y empieza el otro. Si usted es afín a la derecha no debe pensar que hay que salir a “matar comunistas” solo porque alguien no piensa como usted, tampoco debe pretender repartir lo que alguien ha conseguido con su esfuerzo personal, claro, de forma legal, solo por implementar una igualdad radical.
¿Existe una forma de conciliar estas posturas? ¿Existe un modelo mejor que el otro?
La respuesta se ha buscado por siglos, pero si podemos teorizar que aquello que beneficie a todos es mejor para cada uno de nosotros. El problema no radica en los postulados de la izquierda o la derecha, sino en los corruptos y mafiosos que han administrado ese poder, que con su discurso lo han llevado a usted a encontrar enemigos donde no existen.
La política nos define como ciudadanos. Aunque sintamos que el modelo no funciona, y que ningún partido político nos representa, nuestra ideología puede definirse a partir de unos valores y una forma de pensar.
Y si la gestión política en su país ha provocado miles de muertos, porque no nos equivoquemos la responsabilidad absoluta de la violencia en países como Colombia, es de los gobernantes. No siga buscando responsables dentro del ciudadano común; es tan valedera la opinión del que quiere igualdad, como la de aquel que busca un empleo mejor remunerado.
Si usted como ciudadano, lee, se instruye, debate sanamente, evalúa los aciertos que pueda encontrar en una u otra vertiente; destacar lo positivo y aportar en aquello que debe mejorar, podrá dejar de lado su propia frustración, escuchar y ser escuchado. Empiece a defender su postura con argumentos, siéntase conforme con su forma de pensar, señale lo positivo de su postura política y explique por qué considera que aporta a la sociedad y deje de prestar atención a políticos embaucadores que solo buscan intereses propios, que ellos carguen sus propios odios, no permita que los trasladen a la sociedad. Puedo decirle que su vecino de derecha o de izquierda le sirve mucho más que cualquiera de los gobernantes que han decidido el camino del país desde hace doscientos años.
Y por favor no diga que usted es de centro (invento del indeciso), tenga la entereza para aceptar que en cierta medida le llega más el discurso de izquierda o derecha, y que no por ello es mejor que quien piensa diferente.
