Lo que más sorprendió del primer día sin IVA no fue la locura de la gente que se lanzó a comprar sin preocuparse de la salud propia o la ajena. Somos un pueblo caótico y desobediente, eso se sabe desde siempre y nadie se sorprende de esto, como no sorprendió que una multitud se arrojara sobre un carrotanque volcado a robar gasolina sin pensar que podía explotar, como lo hizo y murieron más de treinta personas.
Lo que sorprendió es que esa avalancha de gente lo hiciera por la plata. En el caso del día sin IVA resultó difícil explicar de dónde sacaron plata las personas para correr, después de cuatro meses de pandemia, a comprar pendejadas, que fue a lo que se le quitó este impuesto. ¿Cómo hicieron? Si las cifras de desempleo están disparadas y la economía más deprimida que adolescente encerrado. Lo que se creía era que no había plata y los hogares, de todos los estratos, debían economizar para resistir esta larga pandemia.
Pues ese día hubo plata y volvió a haber para un segundo día, aunque al ser virtual le quitó la posibilidad de compra a un buen porcentaje de la población. Lo cierto es que a los comerciantes no se los vio muy entusiastas sobre los resultados de esas compras digitales y al presidente Duque tampoco. Hubo sí quejas porque las plataformas de compras no fueron suficientemente ágiles en responder a la demanda. Mucha gente tuvo que esperar horas para hacer su pedido y a muchas, después de la larga espera, les dijeron “lo sentimos” pero no podemos satisfacer su compra.
Ahora lo confirma el presidente Duque al anunciar que se posterga el tercer día sin IVA, pero no porque esté disparado el contagio del covid-19, ¡no señor! Se aplaza por temor a que sea un fracaso y la gente no tenga plata para comprar con o sin IVA. Pues precisamente eso era lo inexplicable los dos días anteriores: que hubiera plata.
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Es inexplicable que Duque no crea que las aglomeraciones del primer día crearan situaciones favorables para el contagio del coronavirus
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También es inexplicable que Duque no crea que las aglomeraciones del primer día crearan situaciones favorables para el contagio del coronavirus. Nuestro presidente no ve relación directa entre la locura consumista y la empinada de la curva que estamos viviendo. Eso no es raro, tampoco en USA el presidente Trump reconoce el tsunami de contagios que están padeciendo, con la reapertura que propició, inclusive en contra de decisiones de los gobernadores.
Si esa es la evaluación, una perspectiva económica y no epidemiológica, entonces tampoco harán relación de los muertos de Tasajera incinerados por la explosión, con el hambre y la pobreza agravadas en estos meses. Sí, algunas personas ya no van a tener plata para comprar y otras tienen tan poco que perder que saquean un carrotanque. Estamos entrando en un pico de contagios y en un hueco económico. Para las dos situaciones dan soluciones equivocadas.
A los comerciantes el presidente los atiende para posponer esa gabela que era su mayor estrategia para una recuperación efímera de la economía. Como efímero sería uno o dos galones que lograran extraer del carrotanque, aunque en ello se les fuera la vida.
Los médicos le recomiendan al presidente regresar a la cuarentena total para evitar que se siga empinando la curva de contagios y Duque dice que no, que esa no es la solución. ¿La razón? Tal vez porque si nos encerramos otra vez el hueco económico se agrandaría. La razón es la plata y no hay que desestimar este motivo porque la situación es tan grave en el bolsillo como en la salud.
Lo que si parece absurdo es que se crea que un día más o un día menos sin IVA sea la solución para la reactivación económica. Plata claro que se necesita, pero no a cambio de la vida, como le pasó a la gente desesperada que asaltó el carrotanque.