El 31 de Marzo muere uno de los pocos personajes de la academia colombiana que han hecho el papel de conciencia jurídica y conciencia ética nacional. No hay duda que en el campo del derecho Carlos Gaviria ha sido de los más serios y conscientes juristas, desde la docencia que llevo por mucho tiempo, hasta por su participación en la época dorada de la Corte Constitucional. Allí sin ambigüedades defendió y fortaleció los derechos que mínimamente fueron consagrados en la Constitución del 91. Que vergüenza sentiría hoy del vaivén politiquero en que se volvió esta alta corporación. Aun así, bien entendió Carlos que no era suficiente con pujar dentro de una justicia mas bien corrompida, y entró a las aguas de la política. Pero lo hizo a su manera siendo ejemplo de entrega, trabajo y honestidad.
Vale la pena decir que esta nota la escribe un joven estudiante de derecho y también militante del Polo, doble razón para honrar hoy al maestro Carlos Gaviria y enaltecer su labor como figura política. Fue desde el principio un ejemplo de los mas altos valores éticos, arremetió contra quienes se han separado de los intereses de los colombianos, desde Uribe hasta Santos; defendió sin cautela las causas más justas y confió desde siempre en el partido que el ayudó a crear y con el cual llego a ser el candidato presidencial de izquierda más votado de la historia: el Polo Democrático Alternativo. Con alegría recuerdo una de sus frases: "La soberanía es para el país lo que la dignidad a la persona". Aquí se resume lo que fue su conciencia política, siempre en defensa y trabajo por el progreso de Colombia, el país que amó y por el cual luchó.
Gran ejemplo nos dio Carlos de como ser grandes colombianos, ciudadanos, juristas y sobre todo de como ser grandes polistas. Las mayores enseñanzas que dejó a los jóvenes de Colombia, nos las han dado sus ideas, posiciones y acciones en la arena política. Nunca temió culpar a la élite política y corrupta, a los intermediarios que venden día a día el país y aquellos disfrazados de ilustres pero que en la práctica no eran más que los mismos. Nunca temió ponerse de parte de los ciudadanos más humildes de Colombia, de soñar un país con soberanía, justicia y democracia real. Nunca dejo de demostrar que la consecuencia era la más alta obligación de un político. Hoy siento orgullo de que hubiera sido no solo un maestro, sino un compañero y haber compartido con él en el Polo.
No hay mayor honor para Carlos que recoger sus banderas, que tomar parte por las reivindicaciones sociales que defendió, construir el gran país que todos deseamos y fortalecer como militante la mayor obra por la que trabajo, el Polo Democrático. Ojalá los jóvenes hubiéramos tenido más tiempo para aprender de él, y que él hubiera tenido más para trabajar por este país. Por este país, por el cual hoy en su memoria, me comprometo trabajar. Gracias Carlos Gaviria.