Son ocho los Objetivos de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas que los 191 estados miembros acordaron procurar alcanzar para 2015. Posteriormente, se emitió la Declaración del Milenio de las Naciones Unidas, en septiembre de 2000 en la cual los dirigentes mundiales asumieron la responsabilidad de luchar contra la pobreza, el hambre, la enfermedad, el analfabetismo, la degradación del medio ambiente y la discriminación y la violencia contra las mujeres.
Erradicar la pobreza extrema y el hambre es el primero de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Sin embargo, la población en el territorio wayúu se ve altamente afectada por la falta del cumplimiento no solo de este, sino de todos los objetivos que además son derechos humanos fundamentales a los cuales los Estados deberían dar cabal cumplimiento.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), 820 millones de personas padecen hambre crónica en la actualidad, aun cuando se producen suficientes alimentos para toda la población mundial, sin embargo, desde la expansión exponencial del COVID-19, los temores de una posible crisis alimentaria han aumentado.
La emergencia global desencadenada por el hecho de encontrarnos en medio de una pandemia sigue generando impactos en los sistemas de salud, lo que ha volcado a los gobiernos de países afectados a implementar acciones con el fin de detener la propagación del coronavirus SARS-CoV-2. Sin embargo, las medidas que funcionan bien en algunos países, no pueden aplicarse de manera idéntica en todas partes, además los impactos sociales, culturales y económicos ocasionados en el marco de las cuarentenas obligatorias, han desencadenado otras crisis que resultan contraproducentes para garantizar la soberanía alimentaria y el derecho a la alimentación.
¿Cómo afecta la cuarentena al pueblo wayúu?
Con la imposición de modelos de desarrollo extractivistas basados en la explotación de los recursos naturales en el territorio wayúu, se han desterrado las actividades tradicionales ancestrales que permiten garantizar la alimentación propia. A esto se suma el deterioro acelerado del microclima de la región provocado por la explotación de carbón del Cerrejón y la privatización de nuestros ríos.
Actualmente el grueso de la población wayúu, tanto en Colombia como en Venezuela, puede tener acceso a la alimentación e incluso al agua sí y solo sí trabaja día a día para conseguir los siempre escasos ingresos monetarios. Con el cierre de todas las actividades comerciales por parte de los gobiernos como medida preventiva para evitar la expansión del COVID-19, los wayúu se ven obligados a abandonar sus actividades cotidianas como la venta ambulante de víveres, chécheres y artesanías, ofrecimiento de medios de transporte informales y el alto flujo migratorio que se lleva a cabo en la frontera para comercializar cualquier cosa que se pueda comprar o vender se ha detenido.
Al implementar estrategias radicales para evitar que el coronavirus SARS-CoV-2 invada la cotidianidad wayúu, muchas comunidades se han visto mayormente afectadas y lo que es sumamente grave en estos momentos es que los impactos son imposibles de medir hoy en día, ya que muchos de ellos solo serán visibles en el mediano y largo plazo.
Sentencia T-032/17, el estado de cosas inconstitucionales en La Guajira
Al no garantizar los derechos fundamentales para el pueblo wayúu, en el año 2017, la Corte Constitucional declaró mediante la sentencia T-032, el estado de cosas inconstitucionales en La Guajira. Sin embargo, la situación por la falta de agua y alimentos, hasta el día de hoy no ha sido adecuadamente manejada por la institucionalidad a la que le compete, a lo que se suman el clientelismo y la corrupción en el manejo de los programas de alimentación implementados en el territorio.
Adicionalmente, cabe anotar que, en el período comprendido durante el aislamiento preventivo obligatorio decretado por el gobierno nacional desde el 24 de marzo de 2020, han muerto por desnutrición y causas asociadas a ella, alrededor de 10 niños wayúu, aunque probablemente puedan haber sido más, por los subregistros existentes.
Situación actual del pueblo wayúu
El hambre y la falta de agua, así como las graves afecciones respiratorias que padecen los niños y las niñas wayúu, han ocasionado en los últimos ocho años la muerte de cerca de 5000 menores de edad. Esto significa que una generación del pueblo wayúu ha sido asesinada de hambre y sed.
Informes sobre la alimentación de la FAO, la FIAN Internacional o SOFIA hablan de la necesidad de cultivar alimentos saludables para poder garantizar la vida de las personas especialmente las que viven en las zonas rurales. Sin embargo, la pregunta que surge es: ¿cómo puede el pueblo wayúu sembrar alimentos saludables en un territorio donde el agua es para el Cerrejón, los ecosistemas están contaminados y, además, se ven obligados al confinamiento?
El contagio del COVID-19 terminaría siendo fatal para el pueblo wayúu, porque sus sistemas inmunitarios han sido debilitados por el hambre, la sed y la contaminación, a costa de los intereses que esquilman y despojan las riquezas del territorio.