Hace algunos meses, informativos regionales lanzaban campanazos de alerta sobre la exclusión de Nariño en vías 5G. Así titulaba el informativo del Guaico este aberrante incumplimiento con Nariño: 'Doble calzada Popayán–Pasto no fue incluida en obras 5G'.
En este informe periodístico se destaca el pronunciamiento del gobernador de Nariño, John Rojas, al presidente de los colombianos: "Nos dirigimos a usted para manifestar, en nombre del pueblo de Nariño, nuestra extrañeza, por la NO inclusión del proyecto de la doble calzada Popayán–Pasto, con la variante Timbío–El Estanquillo, en el paquete de 12 obras que por valor de 17 billones de pesos se adelantarán dentro del programa de concesiones denominado de quinta generación. Quizá aquello de que esta obra vial es 'sin mayor impacto' es una realidad para los inversionistas y concesionarios que no justifican una inversión de tal magnitud en territorio nariñense".
Fuera de este tibio y tímido oficio por parte del gobernador de Nariño no conocemos un nuevo pronunciamiento que exprese la total indignación del pueblo ante esta nueva afrenta del gobierno nacional. En este oficio le recuerda que en el “Taller 'Construyendo País' realizado en Pasto el 18 de mayo de 2019, asumió el compromiso de a diciembre de 2020, concluir la estructuración de la APP entre Pasto y Popayán y abrir la licitación”.
Por aquellos días el gobernador de Nariño deja escuchar con vehemencia en reclamo de lo pactado e incumplido por el gobierno nacional:
“El proyecto en mención hace parte de la vía que comunica a Colombia con el Ecuador y Sur América, beneficia directamente no solo a Nariño, sino al suroccidente del país y se constituye en una solución de fondo a los problemas que por fallas geológicas, siempre se han presentado en la actual carretera, sobre todo en tramo Timbío-El Bordo, con graves consecuencias para la competitividad de la región y el país, pero sobre todo para la vida e integridad de las personas que la transitan por los continuos accidentes”.
Pero, curiosamente y ante el estruendoso anuncio de suspensión de la obra, el gobernador de Nariño sale a los cuatro vientos a expresar un triunfo con total sabor a derrota. En un medio local afirma que “Hoy recibimos una grata noticia, la adjudicación del mantenimiento y rehabilitación de la vía Pasto–Popayán”.
Anuncia la inversión pírrica de “$62 471 millones de pesos”. Expresa mejoramiento en comunicación, seguridad y transporte de mercancías y pasajeros. Lo que iba a ser una obra trascendental y monumental queda reducida a pavesas asfálticas que para los buenos entendedores no es más que un simple y absurdo reparcheo o mantenimiento de una vía obsoleta e inoperante.
No se entiende este cambio de discurso que se traduce en atraso y rezago del departamento de Nariño, una verdadera vergüenza que nos deja malparados ante las diferentes obras adelantadas en varias regiones del país. Una verdadera afrenta que nos convierte en verdaderos mendigos que agradecen las migajas que les tiran de la opulenta mesa nacional. Una cobardía que nos deja mal posicionados y en condiciones inequitativas de competitividad y desarrollo.
La verdad es que nuestros representantes y gobernantes debieron protestar enérgicamente ante este exabrupto vial que no es otra cosa que una simple palmadita para calmar ánimos y acallar voces de protesta e indignación. Cómo es posible que se nos diga a los nariñenses que a cambio de una vía 5G se nos conceda una miserable estructuración de la obra que, lo expresamos, no es otra cosa que un mal llamado reparcheo y mantenimiento de tramos que, estamos seguros, a los pocos meses o días volverán a presentar los mismos problemas de inseguridad e intransitabilidad.
Con amigos así, para qué enemigos. Con gobernantes así, para que burlas ajenas. Este es un verdadero engaño al pueblo de Nariño, a su deseo de integrarse definitivamente a un país que no ha sido capaz de hermanarse ante sus necesidades y afugias económicas y sociales. No, señor gobernador, no es así como se construye futuro y se brinda progreso a los pueblos. Es con dignidad de un sincero gobernante como se gana el aprecio y afecto de los pueblos. Pero, lo reiteramos, no entendemos cómo se puede salir a expresar ante los diferentes medios de comunicación que este cambalache en el cual perdemos desde todos los aspectos, pueda constituirse en un contundente triunfo del pueblo de Nariño. Eso se llama, simple y sencillamente, traición a un pueblo que merece mejor suerte y mejores gobernantes.
Se nos debió convocar a una protesta masiva y digna a los nariñenses, exigirle al gobierno nacional el cumplimiento de su palabra empeñada y abogar por mayores y mejores recursos, que nos garanticen algo más que un simple reparcheo de una vía que ya no ofrece condición alguna de progreso y bienestar para nuestro pueblo.
Sentimos dolor de patria chica, se nos revuelven las entrañas, se nos juntan y agolpan todos los dolores y se nos abren las heridas del pasado y entendemos que quizá sea cierto que somos un país aparte y que como tal debemos proclamar una independencia que nos permita y facilite ser los dueños de nuestro propio destino.
Hay mucho más que expresar, pero preferimos que sea nuestro pueblo el que lo haga, el que se haga sentir, el que demuestre que aun sentimos hervir la sangre cuando la afrenta nos toca de cerca y la traición yace entre los nuestros.
En esta semana, con bombos y platillos, funcionarios de la gobernación de Nariño anuncian la destinación de irrisorias sumas de dinero para culminación de obras que ya estaban iniciadas y en fase de finalización. Simples adecuaciones en algunos proyectos. Callan que una vez más la ministra de transportes les anuncia la inentendible prorroga de estudios técnicos que contemple la obra vial (5G) Pasto-Popayán.
El último anuncio en tal sentido contempló el mes de diciembre de 2021 como fecha límite en la cual se haría entrega de este vital documento. En reunión entre ministra de transportes, gobernador de Nariño y funcionarios del gobierno nacional se anuncia que estos estudios se entregarán en marzo de 2022.
Una burla más para Nariño, que lo deja aislado y en condiciones inequitativas de competitividad y marginado del desarrollo nacional. Durante el gobierno Duque los nariñenses no veremos el inicio de esta vital obra vial.
Nunca, como hoy, se hace realidad la sentencia del escritor Gustavo Álvarez Gardeazabal, publicada en la revista ARCO en 1970: "Colombia perderá a Nariño como perdió a Panamá".