Por absurda que parezca, no podemos subestimarla

Por absurda que parezca, no podemos subestimarla

La candidatura de María Fernanda Cabal es considerada por algunos como un chiste; sin embargo, muchos apoyan sus ideas. ¿Qué implicaría su llegada al poder?

Por: Germán Peña Córdoba
octubre 13, 2021
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Por absurda que parezca, no podemos subestimarla
Foto: Leonel Cordero

María Fernanda Cabal, como candidata presidencial, nos conviene a los que jamás iríamos a las urnas por esta extravagante opción. Ella sería una excelente candidata para nuestros intereses opuestos, y por eso, fervientemente deseo que siga creciendo en su aspiración y en sus apoyos, hasta convertirse en la candidata única de su partido político.

Eso es lo que anhelo y quiero, como fiel aspirante a un cambio radical, que ella no representa y que toda Colombia desea.

Este absurdo planteamiento que traigo aquí lo expongo porque ya ensayamos por el lado racional y no se ha logrado resultado alguno; probemos entonces por el lado irracional para llegar al corolario, que sea el juicio fiel de lo que se pretende demostrar.

Mafe es vallecaucana. Desde el presidente Manuel Antonio Sanclemente (1898-1900), el Valle del Cauca no llega a la presidencia, o sea, hace 123 años. Lástima grande que el finado Carlos Holmes Trujillo García, de genuina ascendencia y estirpe liberal, hubiese optado por abrazar una doctrina de ultraderecha, muy contrario a lo practicado por su admirado padre, Carlos Holmes Trujillo Miranda. Carlos Holmes tenía todo el recorrido, la oratoria, el bagaje intelectual, la inteligencia y los pergaminos para ser presidente de la república, pero de manera inoportuna, la intrusa Parca vino por él, cuando se encontraba más allá de la mitad del día, pero apenas cantaba la alondra todavía.

Con el caso de Mafe Cabal, vienen hoy a mi memoria los seis años de un bachillerato bien hecho, donde los profesores todavía conservaban la sublime autoridad de rajar a los malos estudiantes, sin que nadie les reprochara ni los amenazara, como hoy lo hacen. Recuerdo los teoremas y en especial el de Pitágoras, que en esencia nos enseñaba cuál era la medida de la hipotenusa, con respecto a los catetos adyacente y opuesto, en un triángulo rectángulo; eran las clases de geometría, con el profesor Gustavo Henao, en mi amado y recordado Colegio Departamental Eustaquio Palacios.

Contrario al axioma, el teorema es una verdad que necesita ser demostrada a través de la lógica matemática. Recuerdo que en la resolución de un teorema, también se contemplaba una opción absurda, contraria a la lógica, para llegar a su demostración.

En este orden y deseando lo mejor para la candidatura Mafe Cabal, que claramente es un absurdo, se le podría demostrar al país —así como se hace con el teorema— la inconveniencia de un eventual e improbable triunfo electoral suyo. Así las cosas, su candidatura sería la más fácil de derrotar.

No creo que la candidatura de la Cabal sea un chiste, como muchos de mis amigos alegremente lo expresan; hay que tomarla en serio, ¡Y muy en serio! En este país fácilmente manipulable cabe todo tipo de absurdos, como también el absurdo del también candidato Rodolfo Hernández, un tipo abiertamente desafiante: Rodolfis ofrece bala, es poco sereno, poco sosegado y muy temperamental para su avanzada edad, cuando, en el atardecer de su vida, necesariamente debe haber adquirido una sabiduría que lo haga imperturbable. Rodolfo es todo lo contrario.

Pero no nos alejemos del tema Cabal, que de don Rodolfo nos ocuparemos más tardecito.

De este país consagrado al corazón de Jesús se puede esperar cualquier cosa; la gente fácilmente olvida, porque lo fáctico los arrolla dentro de una dinámica imparable, de un tsunami que inesperadamente llega a la playa y con gigantes olas marinas patea el tablero de la política y todo lo reduce a cero. No hay memoria histórica. Parece increíble, pero los que anhelamos el cambio no debemos subestimar esta clase de candidaturas. Hay que trabajar duro hasta derrotar lo que parece una payasada, pero la realidad es que, ante un país impredecible, les puede "sonar la flauta"; tenemos el cercano caso del subpresidente: sin ninguna experiencia ni recorrido, absurdamente fue elegido y las consecuencias las estamos pagando todos. Y lo más triste: seguramente será expresidente. ¡Qué dolor tan grande!

La candidatura de Cabal no es una broma; más bien es una gran pesadilla que nos atormenta y no nos deja conciliar el sueño: poco agraciada, su voz meliflua, suena antipática y "gomela". Cuando habla, al final deja ver un fastidioso chillido cantado, que lo prolonga en la última sílaba, y con él, intenta amedrentar y descalificar a su interlocutor. No se toma la palabra, la secuestra con unas farragosas respuestas, donde no concede la razón, a pesar de que la razón es lo mejor repartido: todos creemos tener la suficiente... razón. Por nada del mundo acepta algo que esté por fuera de los preceptos de la fascista ultraderecha. Ella, eventualmente, no gobernaría para todos los colombianos, sino, claramente, para un determinado y reducido sector de clase, que comulga con sus grandes intereses económicos. Es la concepción de la política como un negocio, y la preservación de los eternos privilegios que no poseen el 99,9 % de los colombianos. A este tipo de políticos les convendría mucho escuchar al expresidente José Mujica: ¡ese sí, presidente eterno!

De hecho, los que siempre nos han gobernado no son muy distintos a ella, pero en su caso, lo que piensa, dice y plantea políticamente son verdaderamente chistes e incoherencias, al parecer con rasgos psicóticos, como cuando dijo que los falsos positivos es un invento de la izquierda o que la masacres de las Bananeras, es producto de la narrativa comunista. ¿Qué tal la legalización del porte de armas que propone, en este país de Andreses Escobares? Son folclóricos como Goyeneche, el eterno candidato presidencial de la década de los años sesenta, que exponía como programa pavimentar el río Magdalena e instalar una cubierta a toda Bogotá para protegerla de la lluvia.

Por más absurda que nos parezca, su candidatura tiene posibilidades. Su partido, aparte de regresarnos a la guerra, es una amenaza real a la democracia, porque puede conducirnos a un increíble Estado de opinión, de mayorías emocionalmente equivocadas, donde el triunfo más fehaciente de la derecha es convertir a los pobres en sus aliados. Sufren de oporofobia (odio a los pobres), pero los utilizan, y estos les otorgan los muertos que necesitan; para librar la absurda guerra que agencian, los ponen de su lado y como tontos útiles, besan la mano de quien les da látigo.

Han disminuido, pero les cuesta trabajo distinguir su verdadero opresor, que les han castrado el instinto natural de revelarse contra las injusticias. Muchos pobres en Colombia reniegan de sus orígenes y desconocen su propia historia; sucede que un pueblo sin historia ignora referentes en los cuales arraigarse, para producir posturas lógicas y coherentes. Es por eso que existen pobres que absurdamente son de derecha, porque entre menos formación se tenga, más radicalización existe. Por ello existen los Polo y los Tino Asprilla. No son cimarrones, son esclavos modernos, que como los hubo en la antigüedad, a lo que más le temen es a la libertad y se ponen del lado del amo.

Se siente un gran alivio cuando, en contraposición a todo esto, existen mujeres verracas como Francia Márquez, Margarita Rosa de Francisco, María José Pizarro o la arquitecta de Univalle Mary Jurado Palomino; Mary, dueña de un significativo trabajo comunitario en Caquetá y el Cauca, es una luchadora incansable y candidata al Senado dentro del Pacto Histórico, por el Departamento del Caquetá.

Por todo esto y por mucho más, la candidatura de Mafe Cabal no se puede subestimar, ni mucho menos minimizar.

 

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