En Medellín, cada vez que va al Tesoro, John Jairo Velásquez Vásquez para tráfico. La gente le hace rueda cuando lo ve en Centros Comerciales, en su auto parado en los semáforos. La excusa que tienen sus admiradores es la misma que no le conceden a las Farc: “Ya pagó su pena, es de cristianos perdonar”. Popeye había anunciado que iría a la Marcha Uribista lo que no se imaginó es que iba a ser tratado como un héroe. En las fotos que vimos pudimos apreciar que, a su alrededor, había gente que cargaba pancartas que llamaban a Santos un traidor a la patria porque no extraditaba a los narcotraficantes de las Farc. El cinismo, otro atributo uribista, es tal que la gente que cargaba este tipo de pancartas le pedía selfies al gatillero preferido de Escobar, el autoproclamado General de la mafia, el hombre que asesinó por mano propia a 2 mil personas, un tipo que se lucra de haber sido un asesino y que, según cuentan en Medellín, asiste a grupos tan peligrosos como la Oficina de Envigado en Medellín.
La marcha uribista en Medellín, concurrida como todo lo que conovoca en esa ciudad el ex presidente, está desligitimada no sólo porque Popeye asistió a ella sino por la forma como fue tratado. Es mentira que lo echaron y que lo repudiaron, nada de eso es verdad. Unos pocos lo abuchearon pero la mayoría lo acogió como un hijo más. Popeye, quien cada vez es más popular en las redes sociales, es uno de los rostros de la gente que no quiere que exista paz en Colombia. Al presidente lo trató la semana pasada de “esa cosa con ojos” y los uribeños lo aplaudieron a rabiar. Para ellos es más importante un sicario que un Nobel de paz. El uribismo cada vez se parece más al pabloescobarismo igual tienen a Jose Obdulio, el primo de Pablo, al gatillero preferido y ocultará a tanta gente oscura que si nos enteráramos sentiríamos odio de ser colombianos.