Desde hace un par de madrugadas Popayán ha recibido el alba con sus paredes pintadas: “No more niggers”, “Kill all Nigger” se puede leer claramente en la piel de cal de la capital del Departamento más pluriétnico del país.
“No más negros”, “Muerte a todos los negros” traducen estas dos frases que se han reproducido en una suerte de grafiti que intenta desafiar el tiempo queriendo instalar una cadena sucia abolida hace años.
Pero lo paradójico de esto son las siguientes preguntas: ¿Quién hizo esto sabe dónde está parado?, más grave aún (dado el caso de ser caucano) ¿Sabe realmente de dónde viene su sangre?, ¿Si sabe que su sangre se mezcló hace rato con otras?, y lo otro, ¿por qué escribir el mensaje en inglés?, ¿Porque ese afán de copiar un odio extranjero? ¿Qué ganancia hay en desembarcar en una ciudad tan pequeña un insulto de semejante tamaño, de semejante historia, de tan gran absurdo e ignorancia gringa?
Cabe la posibilidad de un foráneo que entre sus mochilas cargó un racismo minusválido con ganas de desprenderse por dichas paredes de una ciudad en exacerbo católica, en exacerbo mezclada de pieles mestizas. Cual fuese el actor, aquí quiero aclarar las preguntas que le hice en el anterior párrafo:
En el Cauca actualmente existen alrededor de 115 cabildos indígenas, reconociendo a más o menos 190.069 habitantes étnicos rurales, y 7.222 en la urbe, además de este pueblo y comunidad bella, el Cauca tiene Costa Pacífica y su zona norte, las cuales son ricas en negritudes, embelleciendo con su cultura, gastronomía, trabajo y talento a la ciudad blanca, claro, no vaya a pensar que por estar lejos de la Capital, la Ciudad ¨Blanca¨ no se nutre de semejante riqueza de sus municipios hermanos.
Es decir, aquí somos una mezcla de todos, una mezcla que a lo largo de la historia nos ha convertido en lo que somos, con un catolicismo recalcado en nuestra arquitectura, reforzado con iglesias y un sartén de educación doctrinal, pero resistiendo en ánimo en nuestra alegría original, en nuestras sangres reales, mezcladas hace ratísimo por nuestros ancestros.
Me pregunto si es ese miedo al reconocerse ahí o a entender este resistir tan claro y fuerte lo que lleva a la gente a sacar del sepulcro un racismo serigráfico; pues las noticias no son buenas, acá los letreros se caen, la cal se desvanece, la religión se aporrea de vez en cuando, pero la esencia se mantiene gracias a nuestras regiones, a la riqueza que firme en cada alba se despierta a vivir en naturalmente, a vivir en agua, árboles y bareque, a vivir a veces en sequía, pero a vivir.
Es por eso que acá les dolemos a ratos, les molestamos, pues no ve que ni la religión, ni el asesinato acaban con esa resistencia que se mantiene tras los años y claro, un letrero viene siendo pequeño, chiquito para ese gigante en mezcla que con una sonrisa se mantiene vivo, es por eso que la ciudad blanca también, de vez en cuando, es negra.
