Esta semana alguien intentó explicarme la telaraña de la burocracia pública, de las cuotas, las ternas y demás figuras para repartir el ponqué entre los jugadores de la política nacional y local. La gobernabilidad, la democracia representativa, fueron teorías disfrazadas que me intentaron vender. Para cerrar el tema, me regalaron una frase inútil: “Es que usted es muy joven para entender”.
Torpe excusa propia de una sociedad que se sume en el absurdo, donde el control político se confunde con el control burocrático, donde los despachos se asignan al son del apetito de los “prohombres” de lo público. Los debates de campaña, la autonomía de congresistas, concejales o diputados carecen de relevancia. Lo que importa es que nadie quede por fuera del jolgorio. Si he de ser joven por siempre, para negarme a que la política funcione como una feria de puestos, lo seré.
Ya prendieron motores los partidos en el Congreso y qué decir las cartas para los Ministerios desde la Presidencia de la República, los elegidos y quemados ya hacen “fila” para que les toque lo que quede de la paloma desplumada de la paz. Los liberales de Simón Gaviria, Samper y Serpa, se resisten a darse por bien servidos así tengan cuatro ministerios y otras dependencias, van por más, eso sí, afirmando a todo pulmón que este segundo tiempo de Juan Manuel Santos es un salto al vacío, un portazo a la dignidad de lo público, la paz y la dignidad nacional bla, bla, bla.
Cuando lo cierto es que se les apareció el cuarto de hora para la reunificación del “trapo rojo” con el guiño desde Palacio.
Esta misma emoción roja de hoy por Juan Manuel Santos, hace algunos años era el apocalipsis para más de uno por ser éste el candidato del gobierno Uribe, al cual habían criticado sin pausa. Tiempo más tarde según el propio y ya, presidente Santos, los liberales se vieron inmersos en una terna para ocupar cargos que ostentaron toda su era, hasta hoy con su escaso 13 % de aprobación, sin duda un histórico rechazo, antes no visto. Ministerios, Viceministerios, Secretarias Técnicas, embajadas entre otras. Sí, así de absurdo como suena, así llegó Rafael Pardo ocupar el cargo, Alfonso Gómez Méndez, David Luna y la lista sigue. Todos quedaron a la altura del betún: Santos decidió limitar a una terna, de quienes fueron ajenos a su discurso en un tiempo, unos de los despachos más importantes del Gobierno. ¿Mesiánico? Lo dudo. Una jugada astuta, propia de una democracia trivial, para “consentir” a quienes deberían enriquecer la cosa pública con una oposición autónoma. El Liberalismo cayó en la telaraña burocrática, el discurso electoral fue a parar al saco del olvido.
El liberalismo cayó en la telaraña burocrática,
el discurso electoral fue a parar al saco del olvido.
¿Preguntas? Muchas. ¿En qué quedó lo que promulgaban los liberales en campaña hace años mientras era ministro de Defensa el hoy presidente? El Gobierno de Santos ¿es el de la gente o el de las cuotas políticas? La democracia no es un festín donde todo grupo político, pierda o gane, “come ponqué”, los funcionarios públicos designados deben serlo por ser los mejores, no por ser de una terna para enaltecer la ambición burocrática de una rosca política.
Los medios registran con una naturaleza abominable,
la rebeldía de concejales, diputados y congresistas
que ven vulneradas sus cuotas dentro la administración.
A nivel nacional como en las regiones, el tema es deplorable. Los medios registran con una naturaleza abominable, la rebeldía de concejales, diputados y congresistas que ven vulneradas sus cuotas dentro la administración. Los funcionarios que escogió para su primer y segundo tiempo Santos, representan a uno y a otro partido. ¿Alguien me explica? ¿Cuál línea de la Constitución manda que sea así? ¿Con qué autoridad, con qué independencia, los congresistas, los concejales o diputados ejercen control político si tienen peones en los despachos de gobierno?
En fin, ya no fue. Van de salida y con un 80 % de colombianos que desaprueban la gestión del torero y la cuadrilla. Pero como moraleja, la coalición debe ser una agrupación que comparte una visión de país, no un clan para reclamar burocracia. Hoy la política en Colombia es una fiesta de regalos, no la batalla pacífica entre convicciones y argumentos que debería ser.
@josiasfiesco