Casi cuatro meses llevamos del más reciente cierre de la vía al llano, una carretera que, absurdamente, ha estado en construcción más de 260 años. A pesar de considerarse la despensa agrícola de Colombia, el último cierre ha mandado al infierno a muchos sectores productivos, incluyendo a la ganadería, avicultura y porcicultura, por mencionar algunas ramas pecuarias y agrarias.
Otra de las industrias vulneradas por este continuo e irracional fenómeno fue el turismo, un renglón importantísimo repleto de experiencias únicas e irrepetibles que no se ven en ningún otro destino en Colombia.
Aquí no solo se ha visto afectado al departamento del Meta; recordemos que a Villavicencio —su capital— se le considera la Puerta al Llano y por tanto un paso obligado para ir a Arauca, Casanare, Guaviare y Vichada, territorios con una amplia oferta turística representada mayormente en naturaleza y ecología.
El avistamiento de aves es tan orinocense como las clases de joropo, las cabalgatas y los parrandos llaneros. También lo son los cantos de vaquería que —combinados con los trabajos de ordeño en la alborada y atardeceres en el río— conforman un verdadero bálsamo para propios y extraños.
Y claro, como los turistas estábamos acostumbrados a viajar por carretera, pues este cierre nos mandó nuevamente al carajo.
Menos mal que el Aeropuerto Vanguardia de la capital metense está en buenas condiciones. De otra forma, se alargaría aún más el dolor de cabeza de los automovilistas y transportadores, que se tardan 13 horas por la vía Bogotá-Aguazul para llegar a Villavo.
Este trayecto puede hacerse en solo 40 minutos por vía aérea desde Bogotá.
A raíz del cierre prolongado, aerolíneas como EasyFly y Wingo se echaron al hombro esta responsabilidad para con el pueblo llanero al proponer tarifas moderadas que inician en 140 mil pesos por trayecto.
La conectividad con Villavicencio no se dio solo con Bogotá; de hecho, ya se realiza con Cali, Bucaramanga, Neiva y Pereira, rutas que lograron aliviar en parte la situación de los viajeros. Solo EasyFly transportó en los últimos cuatro meses a más de 160 mil pasajeros en 3.500 vuelos.
Sin embargo, el daño sigue sin repararse al punto de que los hoteles y los parques de diversiones (importantes subsectores del turismo), han tenido que recortar su plantilla hasta en un 35%.
La ocupación hotelera también cayó en picada: Antes del cierre, el porcentaje de ocupación promedio anual era del 50%. Hoy, no supera el 37%, según datos de Cotelco.
Llegó la hora de reinventar el turismo del llano, unirnos entre gremios, agencias, aerolíneas, hoteles y periodistas, es decir, hacer esfuerzos privados, porque el gobierno, nanay cucas. Después de 260 años de intentar construir la vía al llano, no viene al caso esperar alguna ayuda gubernamental. ¡Pongámonos serios!