Los de "arriba": liberales o democrátas sociales de todas las manchas, "centro demócratas", empresarios de todas las tipologías; políticas y políticos: rojos, verdes, amarillos o afros (pigmentados o despigmentados) arribistas, jamás van a luchar para que los de abajo, salgan de la crisis social. En estos instantes la educación no es más la llave para abrir puertas; todas o todos que he nombrado anteriormente van a luchar, para salvarse a sí mismos y sus beneficios.
El racismo estructural e institucional está arraigado en los orígenes del Estado colombiano. El racismo en Colombia fue promFuyovido por las personas nostálgicas de la "madre patria" , y los dueños de esclavas y esclavos para sobreexplotarlos y crear divisiones sociales como ése canalla que se denomina, estrato social. Ninguna reforma política (incluyendo la constituyente del 91 o la ley 70 para la comunidad afro) pondrá fin a la violencia perpetrada por el Estado contra las y los afrodescendientes.
Poner fin a la brutalidad del racismo estructural e institucional en Colombia se requiere la completa abolición de la desigualdad de oportunidades sociales y de todo el sistema de la "razón instrumental" que apoya aquella.
Debido a los dramáticos cinturones de miseria social y la falta de sistema de salud, la población negra de escasos recursos económicos en Colombia se debate entre la vida y la muerte, el movimiento antirracista afrodescendiente contra la brutalidad estatal burocrática y el racismo contra los indígenas y los afrodescendientes –el mayor de este tipo en la historia de Colombia– está transformando el panorama político, trayendo a las principales ciudades colombianas a sectores (afrodescendientes e indígenas) recientemente radicalizados, desafiando el profundo racismo epistémico, sistémico que es la base del neoliberalismo "blanco"-mestizo colombiano.
Una nueva generación de intelectuales y científicos afrodescendientes colombianos se ha radicalizado y comprometido a poner fin al racismo sistémico; a rechazar y denunciar las pretenciones de ayudas económicas del USAID (Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional).
No obstante, nuestros esfuerzos intelectuales y científicos, la lucha contra el racismo epistémico y/o sistémico, no ha sido suficiente para imponer ni siquiera nuestros objetivos inmediatos. Es inmoral y perverso por parte del Estado colombiano, las migajas burocráticas tiradas al piso a una gran parte de afrodescendientes y de indígenas intelectuales y científicos; el Movimiento Afro-Indígena, sigue reclamando justicia con carácter irreductible frente a las promesas del poder político corrupto colombiano.
En la actualidad, el racismo epistémico y sistémico sigue existiendo en toda Colombia. El racismo es lo que nos hace ver a nosotros mismos, personas de diferentes fenotipias, como si fuéramos "otros". A las personas afro-indígenas se les atribuyen características negativas. Esta perversidad racional se manifiesta en los pensamientos individuales de muchas personas en Cali, Medellín, Cartagena, Bogotá, en toda Colombia y también en el funcionamiento de las personas que mal dirigen el Estado colombiano.
Las desigualdades se siguen manifestando en la educación, la vivienda, el empleo, la riqueza; y la representación en posiciones de liderazgo (de quiénes son capaces de conducir el Estado), están arraigadas en la vergonzosa historia de esclavitud y racismo epistémico y sistémico de Colombia.
El racismo epistémico y sistémico en Colombia se carácteriza: por la exclusión basada en el color de piel, el origen étnico adopta muchas formas, arrogantes y humillantes. Colombia intento hacer avances a través de la constituyente del 91, estas victorias duramente logradas merecen ser recordadas; sin embargo, aún así, estos avances son incompletos o no han sido llevado a la práctica. Los estudios sobre el bienestar social y económico muestran disparidades entre muchas personas afrodescendientes e indígenas y sus homólogas blancas o mestizas. Las tasas de desempleo de los afrodescendientes e indígenas son considerablemente más altas que el promedio nacional.
La creciente desigualdad de ingresos afecta cada vez más a los afrodescendientes e indígenas en el Caribe y el Pacífico colombiano. En Colombia, la mediana de riqueza es sólo para una mEl racismo en Colombia fue inoría de blancos que es diez veces mayor que para los afros-indígenas. La tasa de propiedad de vivienda entre los afrodescendientes es mínima y, sin embargo, las investigaciones muestran que las y los afrodescendientes enfrentan obstáculos adicionales para obtener la aprobación de hipotecas.
Los afrodescendientes son afectados de manera desproporcionada en todas las etapas del sistema de justicia penal en el Caribe colombiano, pese a la evidencia de que mestizos y blancos que trabajan para el Estado colombiano cometen delitos de corrupción.
Una tarea inmediata es construir, en particular en las ciudades donde habitan afrodescendientes, un frente único entre las organizaciones de trabajadoras(es) y las organizaciones comunitarias y antirracistas.
El racismo epistémico y sistémico sólo se puede combatir si nos enfrentamos a las políticas y barreras institucionales que perpetúan y preservan la desigualdad —económica y la posición social a partir del color de piel— que aún vemos en la sociedad colombiana.
Rodríguez Bobb, A. Del libro próximo a ser publicado en Suiza: Exclusión racial e inclusión en Colombia, 275 páginas.