Es inaudito que la prensa en Madrid le siga haciendo el juego a Zinedine Zidane. Entonces afirman que James jugó muy mal partido, que fue intrascendente, que le queda grande la camiseta del Madrid si el colombiano jugó en una posición completamente antinatural. Está bien que un futbolista no deba acoplarse a una sola función dentro del terreno de juego, pero nadie puso a Maradona de defensa. A James, si quería jugar, le tocó ponerse en la piel de un lateral y obvio, fue intrascendente. Es que tenía 8 meses sin ser titular.
Zidane parece enfrascado en su campaña contra James. Necesita demostrarle a la directiva que el colombiano no es jugador del Madrid. Y por eso no le importa acabar con su prestigio. En los dos partidos previos a este contra la Real Sociedad no lo incluyó ni siquiera en los cinco cambios que ahora deben hacer como efecto de la pandemia. Una cachetada durisima que pega de lleno en el ego de un crack que fue goleador de un mundial.
James es un volante ofensivo que cuando juega en su función se destaca y que no se arruga ante nadie. Sin embargo, de defensa, va a pasar lo que suedió ayer. Nada. Nublado, ahogado, anulado por su propio técnico. Una tristeza absoluta la soledad que tiene James. La única forma para que se recupere es irse de ahí, no tiene más opciones. Lo está dando todo en cada entrenamiento, su forma física es notable, pero Zidane no le dará minutos en la posición donde él lo sabe hacer mejor. Y de ahí no se moverá.
Mientras tanto los medios internacionales seguirán decidiendo que es muy poco jugador para el Madrid. La mentira ha quedado instaurada.