Su primera reacción, como la de los cientos de amenazados de Colombia, fue salir del pueblo. Le querían cobrar haber liderado la huelga estudiantil de la Tecnológica del Chocó que destapó el desastre de la universidad más importante del departamento. En los panfletos con que lo acosaban a él y a su mamá lo tildaban de guerrillero. Tres años deambulando en la Guyana Inglesa y Cuba lo trajeron de devuelta a Quibdo. De donde no piensa volver a salir.
Quibdo dejó atrás los dias de tranquilidad para terminar atrapada en las guerras de paramilitares, narcos y guerrilla. Más de 130 asesinados en el 2016 y son ya 74 los de este año junto a 30.000 chocoanos que viven arrumados de cualquier en la zona norte y 80.000 pobres, por los que Yilson quiere seguir dando la pelea.
