La televisión ha sido para Poncho Rentería un bonito adorno en su carrera dentro de los medios de comunicación, porque lo de él siempre fue y ha sido escribir y escribir. Lleva 23 años haciendo columnas de opinión para El Tiempo y 17 para El País de Cali y la revista Alo.
El nacido en Tulua, Valle del Cauca, de la que salió pobre hace 45 años para buscar futuro, como todos lo provincianos que llegan a la capital, se ha ganado a pulso su espacio dentro del periodismo, donde algunos lo respetan y otros no tanto.
Rentería empezó a ser reconocido por allá a comienzos de los años 80, luego de hacer un libro sobre Gabriel García Márquez, que Enrique Santos Calderón, aprobó para que fuera promocionado por la revista Alternativa, que era liderada por el propio Gabo. La amistad que nació con Enrique Santos le abrió las puertas para dejar de ser Alfonso Rentería Mantilla y ser el Poncho Rentería que es reconocido por los colombianos.
Después de haber sido Representante a la Cámara por cuatro años, desde el 82 al 86, y después de haberse recorrido casi todos los medios, donde popularizó el “Buenas, Buenas”, alejado de la televisión, aparte de escribir sus columnas, donde habla de política hasta de reinas de belleza, Poncho se pasa sus días metido en su apartamento de 100 metros cuadrados que compró cuando estuvo en el mundo de la política, haciendo tertulias con amigos vallunos y reconocidos periodistas, donde se habla de salsa, de política, y donde hacen intentos de arreglar el país acompañados de whisky y buena comida, tertulias que llevan haciéndose hace muchos años de donde Poncho Rentería extrae los temas, las fuentes y los chismes con los que nutre sus columnas que, gústele o no a muchos ya completan un cuarto de siglo.