Antes de empezar a reflexionar y a cuestionar la labor de las personas ligadas a este sector, es preciso aclarar, que para nuestra percepción es más la gente que realiza una buena labor, que los que empañan y continúan estigmatizando más a este gremio, que de por sí, ya tiene muchos detractores de parte de la comunidad y de los mismos mandatarios.
Pero cuando la casa no anda en orden, primero hay que limpiar lo que hay adentro para salir a trabajar por los demás. En teoría, los derechos humanos no podrían decirse que son de izquierda o de derecha, aunque la primera sea quien se haya apoderado de este discurso y quienes más la practican en este país.
Tanto la extrema izquierda como el polo opuesto de la derecha han sido nefastos para la historia de Colombia. A la comuna ocho (Villahermosa) en el 2005, llegaron desmovilizados del grupo paramilitar del Bloque Cacique Nutibara, y tras un posconflicto mal llevado fundaron la Corporación Democracia como brazo político de alias “Don Berna”, el cual llegó hablando de derechos humanos, escudándose bajo este discurso para poder manejar contratos de presupuesto participativo con la Administración Municipal, y al mismo tiempo seguir delinquiendo en la ciudad. Atrayendo jóvenes para sus intereses particulares y ejercer control social sobre las comunidades. Líderes sociales que promulgaban pacifismo en el día y asesinos a sueldo en la noche.
Alias "Karina" a quien se le acusa de cometer alrededor de 143 crímenes en Caldas y Antioquia, quien ejercía como jefe del frente 47 de las FARC, ahora oficia como gestora de paz, para trabajar por los denominados derechos humanos, confesando arrepentimiento por las cabezas que cortó y con las que hasta llegó a jugar fútbol.
Pero eso no es solo de la extrema izquierda, la extrema derecha también tiene su símbolo que desea trabajar con las mesas de derechos humanos y con los presos políticos en el Valle de Aburrá, en defensa de quienes se les vulnera su dignidad, siendo generalmente los cabecillas que son quienes más poder e influencia tienen. Se trata del temido "Popeye", a quien se le acusa de más de 3 mil asesinatos cuando ofiaciaba como jefe de sicarios de Pablo Escobar.
¿Será que nuestra lógica o sentido común anda perdido?, ¿quiénes somos para juzgar humanos que ante los ojos de un psicólogo podrían figurar como psicópatas?, ¿sería algo así como entregarle una comunidad escolar al abusador de menores Garavito o exageramos?
Lastimosamente bajo este discurso se cobijan las alas de los extremos aduciendo un trabajo por la comunidad, pero solo son utilizados como idiotas útiles por cuestiones políticas para obtener reconocimiento y seguir favoreciendo intereses particulares, pero el último fin, el que se produce bajo este discurso tan atrayente y tan convincente, es en últimas ayudar a la comunidad, sin mirar a quién y el porqué. Querámoslo o no ha sido más el boom y el auge comercial que se ha vendido, que el trabajo acucioso y desinteresado por los demás.
Por parte del Estado, es otro cuento, porque se apropian de esta temática que propende por los intereses comunitarios, sin embargo, poco o nada funciona para prestar una labor de servicio. Son más un punto de información para orientar a la gente hacia donde se debe dirigir como el caso de la Subsecretaría de derechos humanos, una fachada con eslogan sin un trabajo eficiente por la gente. Lo sentimos por Carlitos Arcila (a quien le tenemos muy buena estima, pero los amigos son los que te dicen las cosas, no los que te adulan y luego te dan la puñalada trapera), quien fue un gran líder que defendió los interés de las comunidades más vulnerables de la ciudad, aunque luego haya adoptado el carácter administrativo que ocurre con cualquier líder que lo copta la Alcaldía. Serio, tímido y cabizbajo; se nos perdió el muchacho aguerrido que ayudaba a los demás.
Capítulo aparte merecen las organizaciones sociales con personas que manejan el discurso de lo público, de pacifistas y de ayudar a la comunidad, y se vean inmiscuidas en delitos como: trata de personas y grupos al margen de la ley. Esto es el reflejo de una sociedad que necesita depurarse mucho para crecer en todos los aspectos, porque si los que se precisan de buenos no lo son ¿qué podemos esperar de los demás? Ante tanta doble moral y tanta injusticia entre nosotros mismos, que bueno sería una sociedad donde realmente se cumplieran los derechos humanos.