Hace unos meses se generó una gran polémica en Canadá en medio de las celebraciones por el cumpleaños número 150 del país.
Fue una polémica espantosa que me generó una angustia que nunca había sentido antes. Es un debate que no le desearía a ningún país del mundo. Los representantes del Partido Conservador se sentían indignados con el gobierno liberal de Justin Trudeau por haber gastado $200.000 dólares canadienses (alrededor de $500 millones de pesos colombianos) en un pato de hule gigante.
El pato de hule más grande del mundo que pesa 13 toneladas y mide más de 18 metros de altura. Un derroche de ternura.
Como latinoamericano me sentí en el lugar equivocado acostumbrado a los debates sobre corrupción, gobernantes cambiando constituciones a su antojo, y cosas tan trascendentales como el gasto militar.
Sin embargo, repensándolo mejor y después de pasar a visitar al pato en las costas del lago Ontario supe que era una gran lección para el mundo. A nivel mundial los canadienses no son reconocidos por sus intervenciones militares ni por su ambición imperialista, mucho menos por sus guerras civiles o por su beligerancia externa o violencia interna.
En el día de Canadá la noticia no fueron los desfiles militares con soldados marchando sosteniendo sus armas, no hubo tanques blindados o cañones recorriendo la ciudad, aviones y barcos de guerra exhibiendo su gran poderío militar. No, en el día de Canadá no hubo nada de eso, solo hubo un pato gigante de hule flotando tranquilamente en un lago.
Y familias y niños disfrutando del inerte pato que no hace nada pero que de alguna manera generaba asombro a bebés, adultos y ancianos. Los niños lo señalaban con alegría, los adultos querían una foto y los ancianos lo observaban con nostalgia.
Definitivamente entendí que mientras otros países hacen honor a la guerra (a las instituciones militares, celebran sus cumpleaños conmemorando la guerra que pasó, pero de cierta manera advirtiendo a sus vecinos y a todo el mundo su poder militar en caso de agredir sus fronteras), Canadá ya pasó esa página celebrando la diversión y la tranquilidad de ser niños otra vez.
El mundo es una bañera con un pato de hule y afuera no hay guerras que perturben el baño y la inocencia de ser niño. En serio que no le deseo a ningún país del mundo este debate, en serio que no le deseo este debate a Colombia…
Nota: Si está cansando de ver elefantes blancos y quiere indignarse en serio viendo el derroche del Gobierno Liberal canadiense puede ver más fotos del pato aquí.