Las redes sociales regionales se han calentado en los últimos días. La primera se dio cuando el jurado calificador dio a conocer el afiche a través del cual se publicitaría el evento de negros y blancos, hasta el punto de que un grupo de ciudadanos ordenó imprimir uno que según su criterio era el que representaba la tradición de los carnavales que, como se sabe, son patrimonio inmaterial de la humanidad.
Ahora la polémica se transa después de que la administración municipal emitiera el decreto 047 del 8 de noviembre, en el cual manifiesta la prohibición del uso de espuma (carioca), talco industrial, cal y harinas en bultos. Igualmente, prohíbe los cosméticos que no sean blancos o negros.
Quienes defienden la norma como es el caso de María Antonia Cabrera, manifiesta entre otras cosas: “El decreto no prohíbe el talco (tradición propia del carnaval), prohíbe la venta de cal, la cual es dañina para la piel y su venta en bultos. El decreto aclara que los cosméticos que se permiten son de color negro y blanco (nuestro carnaval no es de colores). Y por último, prohíbe la venta de espuma (la cual no fue, no ha sido, ni será tradición de nuestros carnavales, es un elemento traído de otra festividad y nada tiene que ver con nuestra idiosincrasia). El decreto aclara que los cosméticos que se permiten son de color negro y blanco (nuestro carnaval no es de colores). Y por último, prohíbe la venta de espuma (la cual no fue, no ha sido, ni será tradición de nuestros carnavales, es un elemento traído de otra festividad y nada tiene que ver con nuestra idiosincrasia). Si Si bien es cierto, prohibiendo la carioca no se arreglará el serio problema que tiene el planeta gracias al calentamiento global producido, entre otros, por elementos como ese; pues, tenemos que empezar por algo y aportar un granito de arena. Por otra parte, les recuerdo a aquellos que se rasgan las vestiduras por el nuevo decreto, que el mismo debate, discusión y escándalo suscitó la prohibición del desperdicio de agua el 28 de diciembre, y ahora, la gran mayoría estamos agradecidos de que se haya tomado conciencia. El carnaval no va a dejar de ser carnaval porque no se venda carioca, es más, volverá a ser el carnaval de la concepción pura de su origen, cosa que sería espectacular. Esperemos que el próximo decreto sea, la eliminación de las graderías en la senda, que si le quitan esencia al carnaval, porque él carnaval es para el pueblo y el pueblo ya no lo disfruta porque no lo puede costear. ¡Qué viva Pasto, carajo!"
La carioca se fue metiendo poco a poco en nuestra fiestas tradicionales, sin que la autoridad se pronunciara al respecto. Más de una generación mira la medida como errada, porque nacieron cuando el malévolo producto se había enquistado en la entrañas del carnaval. Ese organismo llamado Corporación del Carnaval, desde su creación, se ha convertido en un escampadero burocrático, donde los directores de turno, nombrados no por sus conocimientos culturales, sino por las relaciones politiqueras, cumplen su período, nadie los controla y salen como Pedro por su casa.
Lo de las graderías, de las que habla la ciudadana, hacen referencia a que de años atrás, desde que fue alcalde Antonio Navarro, incursionaron los comerciantes, seguramente paisas, sin más ni más pagando pírricos impuestos por colocar sus armatrostes de graderías, cobrando excesivas tarifas a quienes quieren y pueden utilizarlas. Eso le ha quitado la esencia popular del carnaval, ya que los jugadores del mismo no pueden desplazarse como lo hacían antes, cuando podían juntarse con los artesanos del festejo y echarse la pintica o el polvito.
Las salvaguardas del evento carnestolentico son manejadas al antojo por una señora, que se cree la dueña, porque según parece estuvo al frente del grupo de gestores culturales, artesanos, artistas, investigadores, que lograron sacar adelante el reconocimiento por parte de la UNESCO, como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Bien por la decisión de la alcaldía, esperemos que la norma se haga conocer de la ciudadanía y en particular por los jóvenes y niños, a quienes hay que hacerles conocer pedagógicamente la esencia de nuestros juegos de blancos y negros, y educarlos hacia una cultura de la tolerancia volviendo a recobrar la memoria histórica.
Nota al margen: Las grandes superficies comerciales (Alkosto) utilizan los carnavales como una gran vitrina para comercializar sus productos, sin poner un peso para su organización y realización.