A 146 años de su natalicio, todavía es mucho lo que falta por descubrir sobre Hipólita del Carmen Monterrosa Bertel, conocida y construida en el imaginario colectivo de la ciudadanía sincelejana como Pola Becte. Se dice que ella alegraba cualquier reunión al compás de sus caderas y al ritmo de un fandango. También, iluminaba con mechón de vela en mano cualquier rueda de fandango que se le atravesara en el camino.
Pola fue más que baile, fue un estilo de vida lleno de rebeldía, alegría, espontaneidad y una vida libre de prejuicios. Por lo que se conoce se puede deducir que Hipólita fue feliz.
Las fiestas del 20 de enero o festividades del Dulce Nombre de Jesús giran en torno a lo que tanto le gustaba: el fandango, esa combinación sacra y pagana que se mimetizó en el sentir sabanero, que hoy se ve tristemente afectado.
No podemos olvidar que el legado de Pola ha querido ser borrado, no en vano la gerente de las fiestas del 20 de enero prohibió sin éxito alguno el uso de velas encendidas en el desfile de fandangueras, justo ese elemento que engalana y da luz a tan exótico baile. No en vano no hay hoy siquiera una mención de su natalicio y su aporte al auge del baile de fandango, típico, propio y arraigado en el sentir del ser sabanero.
Pero ante la represión memoria, ante el olvido baile, las redes estallan diciendo #VivaPola #VivaElFandango #VivaSincelejo