Me contaron que en el discurso del Dr. Santos en la reunión realizada por la ‘Dirección Liberal’ en conmemoración del centenario de nacimiento de López Michelsen relató su actuación en relación al episodio del encuentro del expresidente con unos miembros del cartel del narcotráfico en Panamá.
Explicó que había obtenido la información al respecto, parece que de boca de su hermano, y que ‘hábilmente’ la corroboró echándole el cuento a López y llevándolo a que le corrigiera que se habían visto no en el Hotel Hilton sino en el Marriot.
El sentido que el da y dio a la anécdota es el de reivindicar su habilidad como profesional del periodismo, casi comparando su papel con el de sus colegas del Washington Post que denunciaron el Watergate. La noticia la publicó y con eso se frustró ese intento de sometimiento de los mafiosos, lo que llevó a 20 años más de sangre y tragedia para Colombia. En su discurso Santos mencionó que su naturaleza esencial era la de periodista; sin querer, y por supuesto sin darle el mismo sentido, solo repetía la fábula del escorpión que después de picar al sapo que le hizo el favor de ayudarle a atravesar el charco se disculpa diciendo “es que esa es mi naturaleza”.
El éxito en los medios de comunicación masiva consiste en encontrar un hecho y manipularlo para convertirlo en noticia. Para lo cual lo importante es la presentación, ya sea como el caso de la chiva por ser el primero que suelta la ‘información’ (como lo hizo entonces), ya sea porque destaca algún aspecto generalmente truculento (como el escándalo alrededor de personajes públicos o el seguimiento al tema de Colmenares) y se convierte en interés novelístico para el público.
Otra de las características del actual mandatario, conocida y reivindicada, es su destreza en el juego del póker. No solo sus contertulios sino él mismo parece que lo que más recuerdan de su época de formación como estudiante era que ‘siempre ganaba en el juego’ y que hasta logró comprar un carro con el fruto de lo que lograba en la mesa (o sea que también le gustaba apostar fuerte).
En el póker saber jugar no es contar con tener buenas cartas sino saber manipular a la contraparte, engañándole respecto a las que uno tiene: la destreza consiste en aparentar que salió un mal juego cuando uno sabe que va a ganar —para que el otro, creyendo que no es así, apueste—; y en hacer creer que está muy fuerte cuando no tiene nada —para ‘correr’ al otro—; juega bien quien logra que no se sepa cuál de las dos situaciones maneja, y no en una mano sino como sistema.
En lo que respecta al Dr. Santos, lo que importe no es si es más Pokerista, Periodista o Presidente, sino que es las tres cosas. Lo que no se sabe es cuál prevalece en casos recientes como la noticia sobre la venta de Isagén, que es simultáneamente chiva por lo sorpresivo e inesperado, y apuesta fuerte por lo que pesa en la economía y lo que significa como orientación política; o el desafío del Referendo que también sorprendió al país por lo audaz como noticia y puso a dudar a la guerrilla (a decretar una pausa) sobre cómo reaccionar; o si simplemente sus intervenciones con esas noticias son jugadas apostando a desviar la atención de los medios del tema de las manifestaciones de protesta, como si no fuera lo que más siente en carne propia en estos momentos la ciudadanía; o si las declaraciones de que “el tal paro no existe” fueron solamente un error, o si fueron un intento de ‘cañazo’ para manejar periodísticamente la situación.
Que sea buen jugador es de admirar entre jugadores; que como periodista sea sobresaliente es de admirar como periodista; pero ojalá fuera más claro y más transparente, menos sorpresivo e imprevisible como Presidente (y ojalá los resultados como esto último fueran o sean como los anteriores).