Poesía y política, como el agua y el aceite

Poesía y política, como el agua y el aceite

"La política es una mierda, pero la mierda sigue siendo poética, en cambio la política se satisface hasta con los olores"

Por: Carlos Roberto Támara Gómez
octubre 25, 2018
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Poesía y política, como el agua y el aceite
Foto: Pixabay

Es cada vez más contundentemente claro, explícito e irreversible que la política es una mierda, pero la mierda sigue siendo poética, en cambio la política se satisface hasta con los olores. Y no le importa, parece que es lo que han estado buscando siempre para quedarse con todo el botín, no importa que huela mal. La política es cada vez más presupuestal: son felices manejando el estiércol del diablo. Con semejantes incendios en el infierno allá nada huele. Pero ya se sabe que quien anda con la mierda algo se le pega.

Hubo en Colombia algunos presidentes que cometieron poesías. El más notorio, no por la calidad de sus poemas si no por la pose que asumía de tal, B.B, que no pelaba reunión poética. En su más íntima fascinación quiso ser poeta. Por ahí se ha denunciado penalmente que R. Barreras también engarfió cuartillas, según parece una calumnia, dedicadas a J. M. Santos.

Hubo presidentes que atonaron la rima de más de un verso. Los versos en sus dictos inmediatamente se desacreditan, desgajan cacofónicas estridencias en vez de sinfonías.

Pero lo han intentado. Hoy en día ni eso hacen. Están hasta la coronilla embutidos en una mierda horrorosa y típicamente presupuestal, coordinando las mieles de la próxima mermelada. Encaran un problema: cómo hacer poético el próximo atraco a mansalva y sobreseguro; de manera tal que todos quedemos encantados con sus retorcidas artes. Intentan convertir un atraco en una metáfora.

¡Oh, horrores!

Un reciente estudio me ha detenido en lo sangriento que esto pueda ser. Según la teoría conceptual de la metáfora: “La premisa fundamental de CMT es que la metáfora no es un adorno o un dispositivo meramente entretenido de la expresión y comunicación humanas, sino que refleja cómo un dominio abstracto y conceptual (por ejemplo, amor, vida, guerra) está estructurado cognitivamente. Las expresiones convencionales como "el tiempo es dinero" o "la vida es un viaje", entre muchos otros, ejemplifican la correspondencia entre un dominio conceptual de origen (por ejemplo, el tiempo) y un dominio conceptual objetivo (por ejemplo, el dinero)”.

La poesía no es solamente metáfora pero, luciéndola, se convierte en una herramienta fundamental que nos acerca al disfrute de lo que debería ser un goce por la encarnadura lírica que suscitaría la política, es decir, la invención y puesta a punto del método lúcido a través del cual la humanidad toda se reconozca como polis.

Lo primero que degradaron los políticos fue la palabra misma. Todo en ellos es mentira. Hasta el amor por sus mujeres y sus hijos sería un desierto. Siempre está el cálculo inhóspito. El tiempo presupuestado y medido en que al amor se le impide interferir en la política. Claro, es evidente que nadie se conduele de ellos.

Hijos y mujeres, amantes, son arrastrados por el político inmisericordemente. Halan cual trapos rotos los jirones de familia. ¡Están tan lastimadas que aman lo que les hacen! Sufren del típico síndrome del elefante amarrado: desearon tanto soltarse sin lograrlo que ya ni siquiera intentan obtener algo de aquel amor que alguna vez, quizás, tuvieron.

Y degradaron las palabras en su significado. Entre los mismos políticos se devanan los sesos averiguando qué es lo que su opositor realmente ha dicho. En la gente del común hace mucho tiempo que dejaron de creer en algo que digan. No, no siempre será la contrario, pero sí será mucho más retorcido y sucio. El lenguaje del político es un arlequín aunque esta figura sea demasiado poética.

A veces la madre media en el hogar de su marido político. Es lastimosos verlo. Quiere que todavía sus hijos conserven la imagen del padre. Fracasan, pero ya los hijos han perdido la preciosa afición de llorar. Engañan a sus pobres madres y ellas no pueden si no dejarse aunque se vayan al traspatio a gemir también. Todos a escondidas pues suponen que su padre está demasiado ocupado o llenarse de ira. ¡Un padre vengativo en casa, conocedor de las artes políticas de la ofensa psicológica! ¡Ay!

Y es cierto que lo están. No hay nada más gastador que permanecer urdiendo mentiras todo el tiempo. Bueno, al principio, luego se convierte en un hábito, que es lo que se llevan luego a casa a compartir con la familia, o lo que queda de ella, aunque es probable que ni siquiera se percaten de ello.

Y es que la política es mierda cuántica: hasta las más mínimas partículas de composición de su materia. El Bosón de Higgs, campo donde se adquiere masa, es mierda pura.

Debería ser aburridor y no dudo un instante que lo sea.

Pero son presa de la segunda mentira: sentirse imprescindibles. ¡No hay nadie que mienta tan bien como yo, dirían! Detrás un ejército de fervorosos amantes del presupuesto les aupa. Algunos áulicos, con una carga increíblemente fétida se encargan de ensalzarlos llamándoles como un ser superior, magos de la registraduría, líder de la democracia, estadista, hasta que se lo creen tanto ellos como sus áulicos. ¡Es mierda líquida!

Ser imprescindible es una mentira por antonomasia. La misma teoría que sostiene el capital augura que nadie puede dominar el mercado. Eso es poesía. Si se domina una parte importante del presupuesto para mi es suficiente por ahora. Más tarde me caerá más, dirán. Y merodean y pelechan tanto como pueden. Es obvio, nunca será suficiente.

Y suscitan la envidia. Es su tercer error. Juran, rejuran y recontrajuran, que el problema de quienes no están en la política es que todavía no les ha llegado la marrana. Nunca serían capaces de reconocer propiedad alguna de altruismo en nadie, ni siquiera en su familia.

La política es una mierda cada vez más alejada de la poesía. ¡Afortunadamente no han podido con ella! ¿Podríamos ser optimistas?

Averigüemos. En cuanto a la teoría conceptual de la metáfora, “(…) Aquí, la idea fundamental es que las experiencias se construyen a través de la interacción mente-cuerpo-mundo, expresando la mente creativa como una articulación entre cognición, sociedad y cultura, una idea que se expandió aún más hacia la inteligencia artificial y la robótica”.

¡Aleluya! Que la metáfora tenga cabida en la robótica deja un hermoso espacio abierto hacia nuevos escenarios de la poesía. Una robótica lírica es pensable. Un robot lírico se parecería mucho a…. favor colocar el nombre de su predilección. Es posible que tras el daño incomensurable de la presupuestaria política sean solo lo robots quienes disfruten la poesía. Para ese momento ya no soportaremos los olores.

La teoría conceptual de la metáfora está cerca de lo que siempre se ha creído: la poesía es una forma del conocimiento, una forma de ciencia. Sería ciencia y expresión de la misma.

Notas. Engarfió, no pude lograrme algo más terrorífico. Las citas son tomadas de Teoría conceptual de la metáfora, producida por Paulo Nuno Vicente en Academy.edu

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