Desde muchos lugares del mundo vienen este año más de 60 voces poéticas a hacerse oír en los diferentes espacios virtuales que en este segundo año de la peste abre otra vez el Festival Internacional de Poesía en el Caribe, PoeMaRío, que en su edición XIV sigue apostando al desafío de vivir hoy teniendo la palabra poética, y la poesía dicha de otras formas en otras expresiones como la danza y el video, así como la palabra reflexiva de las charlas, conferencias y diálogos, como un referente fundamental de la vida civilizada.
Esta es una columna de voces y ecos que se escucharán amplificadas por el mundo virtual en estos días, y más allá. Con palabras e ideas de poetas colombianos como Yirama Castaño Güiza que nos dice que “Un sueño aleja por momentos / la nave que se mueve.” Amparo Inés Osorio observa que “El verano todavía está lejos / y en las aceras como en las arterias / pervive intacta / la flor de la llovizna.” Lya Sierra recuerda que “del otro lado de los sueños / la sangre tiene todavía /el color de los amigos…”. Gabriel Jaime Franco cuenta que “Una voz había allí, lo supe, /bajo su magnífica humildad abandonada al flujo de lo vivo”. Herbert Protzkart Andrade apunta que “Nos hemos ido de la casa, /pero la casa no / ha podido irse de mí.” Sandra Uribe nos advierte que “Hay silencios que se desnudan en la tierra / y verdades que se oxidan en el lado terrible de la sombra.” Orietta Lozano suspira "Yo palpo mi deseo tirada como una fruta seca / y me interno entre los fragmentos que va / dejando el día. / La ruta de cigarras fluye circundada de atardecidos cantos”. Sonia Nadezhda Truque sentencia “Al final todo vuelve a su sitio / Cada cual rumia su soledad / El amor esa infatuación”. José Zuleta Ortiz nos brinda esta imagen “El trazo de una tiza dibuja los días /Mi padre ateo acomoda el buey sobre el pesebre…” Billie Jean Madera confiesa que “Somos los desheredados de la gloria, / haciendo de nuestro charco de lodo /un manantial de ilusiones.” Y John Junieles nos dice que “Vendrá la música, amor, abriremos un hueco en el aire, y nos crecerán las plumas…”
Otros poetas colombianos también harán escuchar su voz a través de las transmisiones virtuales de este festival. Como Gustavo Tatis Guerra que nos dice Vi a un niño entre los viajeros / dibujando un aguacero sobre las hojas de un /bosque”. Winston Morales Chavarro piensa que “Así es el tiempo / Un copo de escarcha /Derretido en la espiral de un brasero sin luz.” Tania Ganitsky, por su parte, predice “El mundo va a acabarse antes que la poesía / y la poesía continuará afirmando su devoción /a lo perdido.” Helman Pardo deja en el aire esta sutileza “Arrojo una almendra al pozo, / una tormenta al oído, /un pantano a la luz.” Ela Cuavas nos deja esta perla “Porque amar es hacer el nudo y apretarlo, /y soltarlo si te da tiempo.” Y Samuel Vásquez suelta esta imagen misteriosa “Hay un pozo dentro de él que no abrirá: no toda agua es para la sed.”
Al otro lado del mundo, desde el Kurdistán, el poeta Hussein Habasch declara: “¡Amo mi país de extremo a extremo / de lo más lejano a lo más cercano /como ama un kurdo su pertinacia!” Denisa Comanescu, de Rumania, recuerda: “cavabas un túnel en la nieve /mientras de algún lugar llegaba el meticuloso tic tac de un pequeño corazón”. Y Natalia Litvinova, desde el lejano Bielorrusia, nos recuerda “Abrazadas somos / el peso exacto / que el viento / no puede derribar.” La ecuatoriana Maríaluz Albuja nos cuenta que “Los amores de mi madre no comprenden lo que busca. / Se extravían en su belleza. /No imaginan que sus ojos, clavados en el dintel, / sólo deseaban escaparse de las llamas.” Mientras Jamila Medina Ríos, de Cuba, nos dice que “Si no llego y regresas /he ido a buscar quien destile un kirsch más ardiente / que estos torpes brandy de fantasía”.
Desde Chile, Rosabetty Muñoz dice que “El fuego, la luz, los objetos amados / reunidos en capullo /se abren sin aspavientos.” Carmen Lucía Alvarado, de Guatemala, advierte que “Al fondo del universo las raíces del tiempo / sostienen troncos invisibles / de árboles ancianos…”. Y el argentino Ricardo Rojas Ayrala, pide “Protégeme de ti, amor mío. / Cuídame de los espejos infelices con su impecable silencio…”.
Otros colombianos en el mundo, como Pedro Felipe Ortiz, desde Barcelona, piensa que “Si el cuenco por donde transitan las ideas no fuese tan abstracto, tan grisáceo…”. Y también desde Barcelona, Juan Pablo Roa, pide “Que canten siempre las mujeres su canción al borde de los ríos…”.
Armando Rodríguez Ballesteros desde Costa Rica dice “Pobre ira / Animal prisionero dentro de mí / Son sus cerrojos / Mi diplomacia tendenciosa /Y mi cobardía”. Mientras Elissa Pérez, desde Paris, dice trágicamente “La palabra / no le sobrevivirá al hombre. / No, esta vez no.”